Cambiar la pantalla a escala de grises contribuye a reducir la adicción al teléfono móvil. Esta es una de las principales conclusiones de la periodista del ‘New York Times’ especializada en tecnología e internet Nellie Bowles. La afirmación de la periodista está basada en el método empírico: ella asegura que estuvo “durante un par de días” con la pantalla en blanco y negro y sintió cierto “alivio”. Bowles explica que su cabeza le pedía comprobar su teléfono con mucha menos frecuencia. Así, de alguna manera, la periodista sugiere en su artículo que la clave para desengancharse del ‘smartphone’ radica en tener un teléfono mucho más rústico, primitivo, con la pantalla en monocromo como antaño."Pásate al gris, es increíble", escribía en su cuenta de Twitter.

Más allá de su experimento de andar por casa, con una fiabilidad muy relativa, pues la periodista podría estar condicionada por sus hipótesis de partida, Bowles recuerda en su artículo como gigantes como Facebook y Google trabajan cada vez más en el campo de la neurociencia para saber cómo responde el cerebro a ciertos colores de las aplicaciones y, en definitiva, qué colores “proporcionan placer y atrapan la mirada”.

Tristan Harris es el fundador de la asociación sin ánimo de lucro ‘Time Wells Spent’ (Tiempo bien invertido, en castellano). La tecnología, asegura este extrabajador de Google, está diseñada para ser adictiva, persuasiva y captar nuestra atención. Harris se refiere sobre todo a la capacidad que tienen algunas aplicaciones para mantenernos siempre alerta, pendientes de los comentarios y los ‘likes’, auténticos “chutes de dopamina”.

Si el color y la forma son los dos aspectos fundamentales a la hora de captar la atención, eliminar una de las dos variables puede ser suficiente para reducir el uso de los móviles y tabletas. Eso sí, algunos psicólogos advierten que esta solución podría ser un parche, pues funcionará únicamente a corto plazo. Jugar con la mente servirá únicamente hasta que el cerebro se acostumbre.

¿Daños en la retina?

Para algunos expertos, pasar demasiadas horas pegados a la pantalla, más allá de los inconvenientes y riesgos que supone cualquier tipo de adicción, daña la retina. Sus investigaciones, auspicidas en muchos casos por universidades y empresas privadas, certifican los daños irreversibles que la luz de las pantallas digitales puede provocar en los ojos.

La Sociedad Española de Oftalmología, sin embargo, ha descartado dar por buenas conclusiones tan rotundas pues, advierten, no existen estudios que permitan confirmar que la llamada luz azul daña el ojo. "No hay ningún estudio realizado en humanos, necesarios antes de poder emitir una recomendación definitiva acerca del daño de la luz azul emitida por las pantallas de visualización. Estos estudios deben realizarse en humanos y bajo unas condiciones de uso reales y no in vitro o en animales de experimentación sometiéndolos a luces azules de gran intensidad", asegura la Sociedad Española de Oftalmología en un comunicado.

Sea como sea, configurar la terminal con la opción 'escala de grises' no elimina la luz directa que emiten los teléfonos y las tabletas. Eso sí, podría favorecer un uso más racional de estos aparatos.

Cambiar la escala de colores del móvil es relativamente sencillo y, en la mayoría de los casos, sean Android o iOS, se encuentra en la opción ‘Accesibilidad’, dentro de la opción ‘Ajustes generales’. Una vez aquí solo es necesario clicar o activar ‘Escala de grises’. Algunos internautas han seguido los pasos de Bowles y aseguran que funciona. "Lo he hecho, y es genial", escribió un tuitero en respuesta al artículos del 'New York Times'.