La enfurecida reacción de la Eurocámara el pasado 23 de octubre --"esto es una ofensa a la dignidad humana, una auténtica locura", se oyó clamar aquel día en la sala de plenos de Estrasburgo-- ha llevado a la Comisión Europea (CE) a meter en un cajón, a la espera de que amaine la tormenta, su propósito de instalar en los aeropuertos comunitarios los escáneres que desnudan, controvertido dispositivo que, literalmente, ofrece a los agentes de seguridad un nítido estriptís del pasajero, aunque sea en blanco y negro. "No se pueden aprobar medidas de control de seres humanos como se aprobaría un nuevo sistema europeo de contar ganado", protestó el pasado octubre el eurodiputado Ignasi Guardans (CiU). El fondo de su tesis parece haber cuajado entre la mayoría.

El plan no ha muerto. El plan se ha pospuesto. La cuestión es que la introducción de escáneres que desnudan en las terminales aeroportuarias es solo uno de los puntos de la batería de medidas de seguridad aérea que Bruselas pretende que entre en vigor en abril del 2010. Es, sin duda, uno de los puntos más llamativos, a la altura de la también controvertida norma sobre los líquidos, pero los responsables del nuevo reglamento no quieren que, por culpa de los escáneres de estriptís, el debate entre en un punto muerto y la fecha del 2010 resulte inviable.

DUDAS MÉDICAS Por el momento, la hibernación del proyecto la apuntó ayer un portavoz del la CE, pero puntualizó que, cuando sea posible, el análisis se retomará. Los expertos que tenían que analizar la viabilidad del proyecto descubrieron nada más comenzar a trabajar que los estudios necesarios para dar luz verde a la iniciativa eran más complejos de lo inicialmente previsto. No en vano, los eurodiputados contrarios a los escáneres reclamaron que no solo se estudiara el plan desde la perspectiva jurídica, sino también desde el punto de vista médico. ¿Son inocuos?, se preguntaban. Fabio Pirotta, portavoz de Transportes de la Comisión Europea, reconoció que las prisas son incompatibles con la necesidad de dar una respuesta suficiente a las preocupaciones de los eurodiputados y de los ciudadanos.

Satisfechos por haber ganado una primera batalla, los socialistas de la Eurocámara aplaudieron ayer a la Comisión. "Estábamos totalmente en contra de esta medida degradante y poco respetuosa con la dignidad humana", recordó el eurodiputado socialista Martin Schulz.

La polémica, pues, sale de escena, pero reaparecerá seguro en próximos actos. Sin embargo, eso no quiere decir que no le queden obstáculos por superar. La Comisión Europea puede regular y fomentar el uso de los escáneres, pero los países comunitarios pueden darle la espalda. Basta recordar que el ministro alemán de Interior, Wolfgang Schäuble, ya avisó tras el pleno de la Eurocámara en Estrasburgo que su país no participaría en "este disparate", no sea que la policía pueda ser acusada de "voyerismo".