La Policía Nacional ha detenido a los diez miembros de una red que cada mes introducía ilegalmente en España a unas 40 personas desde China, a las que exigía una media de 20.000 euros por cabeza. La red utilizaba Barcelona como escala para entrar al espacio Schengen aprovechando que la capital catalana es un importante nudo de comunicaciones. Desde aquí viajaban al Reino Unido, Irlanda, Canadá y Estados Unidos.

En rueda de prensa, la delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna, calificó ayer de "importantísima" esta operación, en la que también se han detenido, en los últimos meses, a 70 de estos inmigrantes cuando se encontraban en diferentes aeropuertos españoles a punto de salir del país, acusados de los delitos de falsedad documental y estancia irregular.

El comisario jefe de la Unidad Central contra las Redes de Inmigración y Falsedad Documental, Santiago Lubián, y el inspector Eusebio García explicaron que la red, cuyos dos principales dirigentes están en prisión por orden judicial, operaba en España al menos desde abril del 2013.

Desde entonces, la Policía calcula que habrían logrado introducir en España, mensualmente, a entre 30 y 40 ciudadanos de origen chino de forma irregular, ya sea falsificando los pasaportes o aprovechando el parecido físico entre el propietario del pasaporte y la persona que pretendía pasar de forma irregular.

Acompañados siempre por pasadores, que no les dejaban solos en ningún momento durante el trayecto, cuando los inmigrantes llegaban a Barcelona se alojaban en tres pisos de la organización, en Barcelona, Santa Coloma de Gramenet y Badalona, donde les retiraban la documentación que habían utilizado. Las personas permanecían entonces en los pisos mientras en China se tramitaban y confeccionaban nuevos documentos, para utilizarlos en su traslado hasta su destino final. Los billetes de avión los compraban a través de una red de agencias de viajes en España regentadas por ciudadanos de origen chino.

Para captar a posibles víctimas, la organización utilizaba el boca a boca en varias zonas del suroeste de China, difundiendo la promesa de que les podían hacer llegar al país que quisieran, a cambio de una media de 20.000 euros por persona.

Según los responsables policiales, los miembros de la organización mantenían vínculos con otras organizaciones criminales, algunas de ellas dedicadas a la extorsión y ajustes de cuentas.

De hecho, uno de los máximos responsables de la red actuó supuestamente como intermediario y mediador en conflictos producidos entre diferentes grupos.

MADRID Y BILBAO

El grupo ahora desarticulado, que estaba muy estructurado y jerarquizado, permanecía totalmente hermético para no levantar sospechas, por lo que sus miembros pasaban totalmente desapercibidos. La operación ha sido llevada a cabo por la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Ucrif Central y la Ucrif de Barcelona, con la colaboración de la Embajada Británica de Madrid, el Consulado del Reino Unido en Barcelona y las comisarías de los aeropuertos de Barcelona, Madrid y Bilbao.

El director de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó, tenía previsto dar detalles ayer por la mañana de esta operación en rueda de prensa, pero no pudo acudir a Barcelona debido a los problemas que la niebla originó ayer en el aeropuerto de Barcelona.