La macabra historia del supuesto casero asesino en serie de Majadahonda fue destapada gracias a las alertas de los familiares en Argentina de Adriana Giogiosa, que denunciaron ante la policía que la mujer no respondía a sus llamadas. Las sospechas recayeron pronto sobre Bruno H., su inquilino, quien residía en Móstoles con su familia y que había alquilado el piso en otras cinco ocasiones. Los agentes investigaron el paradero de todas las personas que habían arrendado la vivienda.