Son especies que empezaron a llegar al río Ebro hace 30 años para quedarse. Ejemplares procedentes de Centroeuropa, América o Asia introducidos por pescadores aficionados o salidos de acuarios exóticos. Su adaptación fue rápida y cómoda, y hoy ya han puesto contra las cuerdas a peces autóctonos, cuya población cae en picado. La evolución de la biodiversidad del Ebro está ahora condicionada por el avance de las especies depredadoras foráneas, por lo que el Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat de Cataluña se ha propuesto erradicarlas.

La Dirección General de Medio Natural presentó ayer en Amposta un plan piloto especialmente dirigido a exterminar en todo el tramo catalán del Ebro cuantos siluros, luciopercas, lucios, percas americanas y peces gato haya, o al menos a mermar al máximo su población. "La legislación nos impulsa a desplegar una línea de trabajo de lucha contra la invasión de especies exóticas", declaró ayer la directora general de Medio Natural, Nuria Buenaventura.

La primera fase del plan, ideada tras consultar a pescadores de la cuenca y del delta del Danubio expertos en siluro, ya está en marcha y consiste en la instalación de 100 redes especiales elaboradas artesanalmente a lo largo de los más de 10 kilómetros que separan el pantano de Ribarroja de la desembocadura. De momento ya se han colocado 15, que en dos semanas han capturado 327 peces foráneos. "La preeminencia de especies alóctonas como los siluros en esas capturas da idea de hasta qué punto están desplazando a las tradicionales carpas, anguilas y barbos, en clarísimo declive", explicó Josep Escarihuela, responsable del área de pesca continental de la Dirección General de Medio Natural.

La segunda fase de la actuación prevista en el plan piloto prevé la eliminación de los ejemplares invasores obtenidos en los concursos de pesca que organice la Federación Catalana de Pesca Deportiva. De hecho, la captura del siluro se ha convertido en un atractivo turístico en zonas del río como el embalse de Ribarroja. Buenaventura recalcó que las empresas que viven de este turismo, que atrae a pescadores mayoritariamente centroeuropeos, no deben temer perjuicios con la erradicación del siluro, puesto que "podrán pescar otras especies como las carpas, tal como se hacía antes".

Pese a que Medio Ambiente se ha centrado inicialmente en cinco especies de peces depredadores, los técnicos de la zona recuerdan que existen otras, de menor tamaño como la locha o el pez momia, que causan grandes problemas a ejemplares autóctonos en peligro de extinción como el samarugo y el fartet. Sin contar con moluscos y crustáceos como el mejillón cebra, el cangrejo americano, la almeja asiática y el caracol manzana, de efectos medioambientales y económicos demoledores.