Los Mossos d´Esquadra lo consideran un caso absolutamente insólito. Un hombre de 38 años, vecino de la localidad barcelonesa de l´Ametlla del Vallès, se dedicaba a falsificar dinero en su domicilio para dedicarlo a pagar a menores a cambio de favores sexuales.

El individuo contactaba con sus víctimas a través de internet, haciéndose pasar por intermediario del mundo de la moda. Les ofrecía trabajo como modelos y una vez se ganaba la confianza de las jóvenes, se citaba con ellas para concretar los detalles de la oferta. Supuestamente, el trabajo consistía en vestir ropa de determinadas marcas al ir al colegio. En la práctica, lo que ofrecía el detenido era dinero a cambio de favores sexuales.

Los agentes de la policía autonómica catalana sospechan que unas cinco o seis jóvenes pueden haber sido víctimas de esta estrategia. Uno de estos casos fue el que permitió a la investigación iniciar su curso. Una menor fue detenida en el distrito de Sant Andreu de la capital catalana a finales del pasado año cuando intentaba pagar productos de cosmética con dinero falso. Se trataba del dinero que supuestamente le había dado el detenido.

A juicio de los Mossos d´Esquadra, no se puede probar que en este caso la menor accediera a la petición de favores sexuales a cambio de los 2.000 euros que le ofreció el individuo. De hecho, la detención se produjo al poderse constatar que el hombre tenía en su domicilio un laboratorio de falsificación de billetes, donde se encontraron 1.000 euros en billetes falsos de 50.

OPERABA SOLO En este caso no se trata de una red de falsificación ni de imitaciones de gran calidad, porque el hombre operaba absolutamente sin ayuda. Lo que sí se sigue investigando es el alcance de los posibles favores sexuales que haya podido exigir el detenido a otras menores. Según los Mossos, el detenido alegó en su declaración que creía que la menor a la que la policía detuvo en Barcelona era en realidad mayor de edad.

La policía enmarca la actividad del detenido en los delitos de acoso a menores mediante el uso de las redes sociales, un fenómeno conocido como grooming y que va en aumento. En esta ocasión, el detenido no trató de conseguir que las menores le enviaran imágenes sexuales sino que generaba un ambiente de confianza mediante el anzuelo del mundo de la moda para obtener favores sexuales y, además, pagando con dinero falso.

Una vez realizadas las primeras diligencia, el juzgado de instrucción número 32 de Barcelona, se ha inhibido en la Audiencia Nacional, órgano judicial competente sobre estos hechos, y la pena que comprende este tipo de delito puede llegar hasta los 12 años de cárcel.