El juez que investiga el crimen protagonizado por un cazador contra dos agentes rurales en Aspa (Lérida) sostiene que Ismael Rodríguez, el homicida confeso, vació el cargador de su escopeta sobre las víctimas, recargó, y efectuó un cuarto disparo.

Hasta ahora no ha explicado por qué mató a dos hombres desarmados y su defensa, en manos de la abogado Montserrat Torres, que se refirió a un «lapsus» durante el que su cliente actuó movido «por un acto reflejo». Este detalle apunta a un comportamiento menos irreflexivo y automático, dado que el cuarto tiro requirió de una pausa para recargar y disparar nuevamente.

El juez ordenó la prisión sin fianza del acusado por dos presuntos delitos de asesinato.

El auto del juez repasa los hechos tal y como los confesó el homicida, desde que llegó al coto de caza sobre las 10.15 horas hasta que se encontró cara a cara con los agentes Xavier Ribes y David Iglesias, sobre las 10.50, en un instante en el que se encontraba solo. «Buenos días, somos del Seprona (unidad de la Guardia Civil que no no tiene nada que ver con este incidente), descargue el arma», le dijeron. Además de sobre el cuerpo al que pertenecían, hay dudas sobre la distancia a la que efectuó los disparos. Según Rodríguez, a unos 10 o 15 metros. Una inspección inicial de las heridas sugiere que la distancia fue mucho menor.

Otra duda es el número real de disparos que efectuó. Los cuerpos de las víctimas presentaban cuatro impactos. Uno de los agentes recibió disparos en la cara y en el cuello, ambos de trayectoria horizontal. El otro fue alcanzado en el tórax y en la zona parietal. Rodríguez, no obstante, asegura que disparó solo tres veces. El arma que portaba, una escopeta Raffaelo Power Bore, solo tiene capacidad para tres cartuchos.

Preguntado sobre esta discrepancia, el juez concluye: «Ha manifestado que el arma no es susceptible de manipulación para admitir más cartuchos (lo que será objeto del correspondiente análisis pericial), de modo que de ser eso cierto no puede sino concluirse que, tras efectuar los tres disparos, recargó el arma y realizó un disparo más».

Dada su experiencia como cazador, tenía que saber que los agentes rurales, en situaciones como esta, no van armados, por lo que el juez considera que puede tratarse de un caso de asesinato y no solo de homicidio.