Casi la mitad de la mortalidad global se debe a la exposición a factores ambientales (tabaco, contaminación, dieta, actividad física...). Pero hay 10 veces menos artículos sobre estos factores que sobre la genética. «Ha habido mucha investigación en genética: ahora es el momento de recuperar el papel del ambiente», afirma Gary Miller, investigador en Salud Pública de la Universidad de Emory (EEUU).

Miller visita hoy Barcelona dentro del encuentro Helix, el principal proyecto europeo para mapear el conjunto de exposiciones ambientales que han afectado durante una década a 28.000 niños de seis países europeos, coordinado por IsGlobal, centro de investigación impulsado por la Obra Social la Caixa. Helix forma parte de un esfuerzo global para definir los factores ambientales que afectan a la salud de las personas desde su concepción. «Somos el resultado de genoma más exposoma», afirma Miller.

El concepto fue propuesto en el 2005 por el epidemiólogo de la OMS Chris Wild. Sin embargo, no fue hasta el 2012 cuando la UE decidió apostar por ello con inversiones. La idea fue impulsada también por el avance tecnológico: las herramientas para encontrar tóxicos en una gota de sangre; técnicas para analizar marcas moleculares dejadas en la célula por los factores ambientales; sensores para medir el entorno; herramientas para integrar datos geográficos....

«El exposoma pretende proporcionar una visión holística: el conjunto de muchos factores ambientales», explica Martine Vrijheid, coordinadora del proyecto en IsGlobal. Los primeros dos ingredientes del exposoma de una persona son su entorno y su estilo de vida. «Hemos hecho mapas de los espacios verdes y paseables accesibles a los niños, del tráfico y la contaminación al cual están expuestos», explica Vrijheid. «También hemos analizado la presencia en sangre y orina de pesticidas, componentes de cosméticos y plásticos, metals pesados, etcétera», prosigue.

Todo esto deja una traza profunda en las células de las personas y esta información se cruza con datos de los niños: su peso, altura, presión, desarrollo neurocognitivo, alergias...

EN EDADES TEMPRANAS / Ahora, el equipo de Helix se dispone a cruzar estos datos y hallar qué factores tienen mayor efecto en la salud. Para ello, han desarrollado potentes herramientas estadísticas que permitan identificar correlaciones sólidas. «Hay una dificultad más: mientras el genoma se queda prácticamente igual toda la vida, el exposoma cambia constantemente», dice Vrijheid.

El proyecto se ha centrado en las edades tempranas, porque es en esas fases de impetuoso desarrollo del organismo donde los factores ambientales pueden dejar una huella más duradera que a veces genera efectos años después, en la edad adulta.

¿Podrá cada persona en un futuro ir al doctor para que le dé su exposoma personal en un lápiz USB? Vrijheid cree que entra dentro de lo posible. Otro escenario sería que los smartphones llevaran sensores capaces de alertarnos si estamos entrando en una zona con exposiciones peligrosas para nuestro organismo.