Científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas(CNIO) han hallado la proteína necesaria para que las células madre obtenidas por reprogramación sean más seguras, más longevas y se garantice la integridad del genoma, "un objetivo muy ambicioso, que permitiría la regeneración de órganos".

La Fundación CNIO afirma en un comunicado que el descubrimiento de la proteína SIRT1 supone un paso más en la medicina regenerativa, pues, tras su desarrollo, la capacidad mejorada de reconversión de células madre "permitirá la regeneración de vísceras dañadas en enfermedades cardiovasculares, Alzheimer o diabetes".

El funcionamiento simplificado de esta reprogramación celular consiste en "hacer retroceder" el estado de unas células especializadas a otro estado embrionario, en el que se transforman en células madre llamadas de pluripotencia inducida (iPS), capaces de adaptarse a nuevas funciones especializadas.

Un elemento imprescindible durante este proceso son los telómeros, una zona situada en el extremo de los cromosomas que se encarga de guardar su estabilidad estructural, y en los que la proteína SIRT1 es necesaria "para su alargamiento, así como para el mantenimiento e integridad del genoma resultante", según las mismas fuentes.

Precisamente, este aumento en la longitud de los telómeros, "importante para que las células madre adquieran la inmortalidad que las caracteriza", ya lo había descubierto el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas en 2009.

El hallazgo de la nueva proteína es el resultado de numerosos estudios, entre ellos los cultivos celulares en modelos animales de ratón, a los que se había eliminado la proteína SIRT1 y en los que la reprogramación era posible pero fallida.

"Observamos que la reprogramación celular se daba, pero con el tiempo las iPS sufrían un acortamiento progresivo en los telómeros, aberraciones en los cromosomas y daño en el ADN", explica María Blasco, directora del Grupo de Telómeros y Telomersa del CNIO, encargada de presentar el trabajo junto a Sagrario Ortega, jefa de la Unidad de Animales Transgénicos.

Los autores del estudio han descubierto también que el efecto protector de la proteína está en parte mediado por el regulador c-MYC que, "gracias a la proteína, retrasa su degradación y provoca un aumento de telomerasa en las células, la enzima que incrementa la longitud de los telómeros".

Aunque este nuevo conocimiento ayudará a superar las barreras originadas por el uso de las iPS en la medicina regenerativa, la naturaleza de las células madre sigue siendo motivo de debate.

"El problema radica en que no sabemos si estas células son realmente seguras", explica Maria Luigia De Bonis, investigadora postdoctoral del equipo de Blasco.