El control exhaustivo en China se ha extendido a las aulas. Un sistema informático busca musarañas en las mentes de los estudiantes e informa al profesor si las encuentra. Es el último indicio del empeño por extender la distopía orwelliana a cualquier rincón del país.

El experimento ya funciona en un colegio de Hangzhou (capital de la provincia oriental de Zhejiang). Tres cámaras colocadas sobre la pizarra escanean cada 30 segundos los rostros de los jóvenes y mandan la información a un ordenador. Este clasifica sus expresiones en siete emociones (neutra, feliz, triste, decepcionado, molesto, asustado y sorprendido) y aplica algoritmos para medir su concentración. Si concluye que la atención flaquea, envía inmediatamente una notificación al profesor.

Al método se le conoce como 'Sistema inteligente de gestión del comportamiento en las aulas' y, con menos pompa, como 'ojo inteligente'. Por ahora se ha instalado en una clase pero el plan prevé extenderlo a todo el colegio antes de verano. La experiencia, publicada en la prensa local, es juzgada como tremendamente exitosa por todos.

"Antes, cuando estaba en clases que no me atraían mucho, me invadía la pereza y me pegaba cabezadas o miraba otros libros", ha explicado un estudiante a la web gubernamental Hangzhou.com. "Pero no me atrevo a distraerme desde que instalaron las cámaras, son como un par de ojos misteriosos que me vigilan sin descanso", ha añadido. Y subraya que la concentración ha aumentado en toda la clase.

"UN ASISTENTE DEL PROFESOR"

Para Ni Ziyuan, director del centro, el sistema no es más que "un asistente del profesor para mejorar la calidad de la enseñanza". Ha negado que invada la privacidad de los estudiantes porque sólo graba sus expresiones y no sus imágenes. Y, en cualquier caso, la información no se guarda en la nube sino en un servidor local.

La acotación no sobra. La iniciativa en los colegios había generado estupefacción incluso en una sociedad ya acostumbrada a la intrusión concienzuda en sus vidas y que parecía tolerarlo todo. La fiscalización infantil les ha resultado excesiva a muchos.

La escuela ya aplicaba el reconocimiento facial para pedir libros en la biblioteca y ordenar el menú en el restaurante. Los padres reciben cada mes un informe detallado sobre lo que han comido sus hijos.

MEDIR EL ABURRIMIENTO

Un profesor de la Universidad de Sichuan experimentó dos años atrás con un método informático que medía el aburrimiento de los alumnos. Su objetivo era conseguir que sus clases fueran más amenas.

El reconocimiento facial también funciona en los accesos a centros como la Universidad Normal de Pekín para evitar que las jóvenes cuelen a sus citas en los dormitorios.

El Ministerio de Seguridad Pública aprobó en 2015 un proyecto para levantar un sistema que permita identificar a sus 1.300 millones de habitantes en apenas tres segundos comparando su carné de identidad con la imagen tomada por alguna de las cámaras que salpican cualquier calle. China ha desplegado ya 170 millones y añadirá otras 400 millones en los próximos tres años.

GAFAS DE SOL ESPÍA

La prensa oficial desveló en febrero que cuatro policías apostados en la estación de tren de Zhengzhou (capital de la provincia central de Henan) supervisaban a la muchedumbre con unas gafas de sol que contaban con una cámara conectada a un aparato similar a un teléfono móvil. Este enviaba la información a un ordenador central de la policía e instantáneamente se identificaba a los viajeros con su nombre, etnia, género y dirección.

Ya no basta con diluirse en la masa. Las aglomeraciones, de hecho, son idóneas para la pesca policial. Durante la gira del celebérrimo artista hongkonés Jacky Cheung por la China continental ya han sido cazados tres fugitivos en apenas dos meses. El segundo afirmó tras ser detenido en Nanchang (provincia de Jiangxi) que se sentía seguro entre los 50.000 seguidores.

El reconocimiento facial ofrece también infinitas posibilidades comerciales y ya se utiliza en la facturación de maletas o algunos trámites bancarios. El gran salto adelante se espera con la llegada de las redes 5G en 2020. Y entonces la profecía orwelliana ya habrá alcanzado China.