Dos bombas estallaron hoy ante una céntrica iglesia de Santiago de Chile, en "solidaridad" con dos anarquistas que están detenidos en España acusados de colocar un artefacto explosivo en la basílica del Pilar de Zaragoza el 2 de octubre del pasado año, informaron fuentes policiales.

Según la policía y los testigos, dos artefactos estallaron pasada la medianoche (04.00 GMT de hoy) junto a la entrada principal de la Iglesia Santa Ana, una antigua edificación declarada monumento histórico, situada en la esquina de las calles Catedral y San Martín, en pleno centro de la capital chilena.

Las explosiones causaron alarma entre los vecinos, algunos de los cuales aún circulaban por el barrio a la hora del atentado.

Los testigos indicaron haber visto a dos personas corriendo en dirección al sur tras las explosiones, que originaron un incendio que causó daños menores en la entrada de la iglesia, según el informe de bomberos.

"Nuestra acción insurreccional es un gesto solidario con los compañeros" Francisco Javier Solar Domínguez y Mónica Caballero Sepúlveda, detenidos en España, decía un panfleto dejado en el lugar por los autores del atentado.

Se trata de dos anarquistas chilenos que el pasado 4 de julio fueron procesados por un juez español por la colocación de una artefacto casero con una bombona de cámping gas en la basílica del Pilar de Zaragoza el 2 de octubre de 2013, que a pesar de estar abierto al público no causó heridos.

Ambos, que están en prisión preventiva, también están imputados por tratar de colocar otra bomba en el Monasterio de Montserrat, en las cercanías de Barcelona y arriesgan entre 15 a 20 años de cárcel.

En el atentado de hoy en Chile, las bombas consistían en cilindros de gas rellenos de material explosivo, que estaban dentro de una mochila y fueron activadas con un mecanismo electrónico, explicó a los periodistas el capitán de Carabineros Juan Rosales.

"Me parece un acto irracional. No se me ocurre qué pasa por la cabeza de esas personas", comentó a radio Cooperativa el párroco de la iglesia, Lionel de Ferrari.

La policía chilena acordonó la zona, y revisó una plaza vecina y una cercana estación del Ferrocarril Subterráneo en busca de pistas sobre los autores y por la posibilidad de que hubiesen colocado otro explosivo.