La central nuclear de Fukushima comenzará este miércoles un largo y delicado proceso para retirar una cubierta que envuelve el reactor 1 con el que se pretende evitar la dispersión de material radiactivo en el aire antes de proceder al desmantelamiento total de la unidad.

Según informó la operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), varios operarios perforarán medio centenar de agujeros en el techo de esta cubierta.

Este revestimiento de poliéster se colocó hace tres años sobre el edificio del reactor, que sufrió una explosión por concentración de hidrógeno en el accidente del 2011, para ayudar a reducir sus emisiones radiactivas.

A través de esos agujeros, rociarán un producto químico para fijar el polvo que tapiza el edificio y evitar así que se difuminen sus partículas radiactivas en el aire cuando se retire el revestimiento de poliéster.

TEPCO anunció inicialmente que la retirada de la cubierta empezaría el pasado mes de julio, pero decidió retrasarla porque ese mismo mes se detectó la presencia de material radiactivo en arrozales cercanos a la planta, aparentemente por el polvo que levantó la retirada de escombros que circundaban el reactor 3.

La operadora de la central ha ideado este proceso, más complejo, para evitar que la situación se repita. El siguiente paso será retirar la semana que viene parcialmente la parte superior de la cubierta para comprobar si el polvo se dispersa o no.

Hasta marzo del 2015 no comenzarán las operaciones a gran escala para quitar el revestimiento.

La retirada de los escombros que dejó la explosión de hidrógeno se comenzará a realizar en el 2016, mientras que en el 2017 el objetivo es empezar a retirar barras de uranio de la piscina de combustible gastado que hay en el edificio del reactor.

Aún restará la parte más difícil, retirar el uranio parcialmente fundido de la unidad de fusión, a cuyo interior aún no se ha podido acceder debido a los altísimos niveles de radiación.

En total, se calcula que el desmantelamiento total de los reactores de Fukushima no concluirá hasta dentro de entre 25 y 35 años debido a la enorme complejidad del proceso.

El accidente en Fukushima, provocado por el terremoto y tsunami de marzo del 2011, ha sido el peor desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986, y sus emisiones y vertidos radiactivos aún mantienen evacuadas a miles de personas que vivían en torno a la central y han afectado gravemente a la agricultura, la pesca y la ganadería local.