Una sentencia condena a Jesús M. A., de 71 años, a 16 años de cárcel por cinco atracos perpetrados entre el 9 y el 14 de febrero del 2017 contra dos oficinas bancarias, dos farmacias y una perfumería en un barrio barcelonés. Cuatro consumados y uno en grado de tentativa. El fallo aclara que es a razón de 3 años, 6 meses y 1 día de cárcel por cada uno de los cuatro robos con intimidación que llevó a cabo con éxito y de 2 años más por el intento fallido. El propio acusado se ha declarado culpable. Sin matices, con el Código Penal en la mano, debe hablarse de un proceso que ha terminado con justicia. Pero el caso del abuelo pistolero está lleno de matices.

Jesús perdió a su mujer el 11 de noviembre del 2016. Tras enviudar cambió radicalmente. De ser un jubilado inofensivo pasó a atracador. Se enfadó con una oficia de CaixaBank en la que tenía su cuenta porque no podría vaciarla al estar a nombre de su mujer. Pero Jesús quería el dinero, así que compró una pistola que no dispara balas de verdad y atracó el banco. Después dos farmacias y fue detenido al intentarlo con una perfumería. Su botín, menos de 2.000 euros y 4 comprimidos de biagra.

En una entrevista a este diario ha desvelado que aquella urgencia monetaria vino motivada por el bingo.