Abuso sexual continuado con prevalimiento. Nada de agresión sexual ni violación. La Audiencia de Navarra ha condenado este jueves a los cinco jóvenes sevillanos miembros del grupo 'la Manada' a nueve años de prisión por el ataque a un joven madrileña de 18 años en Pamplona en las fiestas de San Fermín del 2016. Los procesados están en prisión provisional desde julio del 2016. Con esta condena, saldrán de la cárcel, en poco años. Es una pena mucho menor a la solicitada por la fiscalía, que reclamó 22 años y nueve meses de cárcel. Uno de los tres magistrados del tribunal ha emitido un voto particular porque considera que los procesados no son culpables de delito alguno y procedía su absolución. En las puertas del edificio judicial decenas de manifestantes han mostrado su descontento con la sentencia y han intentado romper el cordón policial para acceder a los juzgados, produciéndose momentos de tensión.

En la sala de vistas, el presidente de la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra, Francisco Cobo, ha hecho lectura del fallo de la sentencia. Así, se ha condenado a José Manuel Prenda, Ángel Boza, Alfonso Escudero, Antonio Guerrero y Alonso Cerezuelo a nueve años de prisión y al pago de una indeminización a la víctima de 50.000 euros por un delito continuado de abuso sexual, así como el desembolso de unos 1.200 euros al servicio de salud. Asimismo, se les ha impuesto la prohibición de acercarse a la víctima y cinco años de libertad vigilada (después de la cumplir la condena). A una de los procesados, además, se ha condenado a una multa por el hurto del móvil de la muchacha. Se les absuelve de agresión sexual y de un delito contra la integridad moral (la acción fue grabada por uno de los imputados). Los La resolución puede ser recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de Navarra y el Tribunal Supremo.

Durante el juicio, la fiscalía que los hechos “se produjeron sin consentimiento y bajo violencia e intimidación” y estimó que “las pruebas son absolutamente contundentes”. Sobre la falta de resistencia física, la fiscal consideró que “no había otra opción razonable que dejarse”. Sin embargo, la defensa de La Manada insistió en que la víctima consintió la relación sexual y en su actitud “no se aprecia asco, ni dolor, ni sufrimiento”.

Los hechos se remontan al 7 de julio del 2016. Eran las 2.50 horas. Los cinco acusados se encontraban en la plaza del Castillo de Pamplona asistiendo a un concierto con motivo de San Fermín. Uno de ellos estaba sentado en un banco junto a la Bajada de Javier, donde previamente habían estado sentados otros procesados, cuando se acercó y la joven madrileña que había acudido a Pamplona para disfrutar de las fiestas.

Conversación en un banco

Ambos inician una conversación cuando, en ese momento, se les acerca los otros acusados. Transcurridos unos minutos, la muchacha les dice que se retira a dormir al vehículo con el que había llegado a Pamplona. En ese momento, los cinco imputados le dicen que le acompañan. Comienzan a caminar. La chica se llegó a besar con uno de ellos.

Sobre las 3.08 de la madrugada, el acosado un miembro de la Manada se fija que una mujer llama por el telefonillo del portal número 5 de la calle Paulino Caballero, acelerando el paso para alcanzar el portal y poder acceder a el, cosa que consigue. Para ello, entabla una conversación con la mujer y simula que se aloja en uno de los pisos, sube en el ascensor hasta el segundo piso, baja de nuevo y abre la puerta al resto al grito de “vamos, vamos”.

Vídeos y fotos con los teléfonos móviles

El grupo y la muchacha suben al segundo piso, a un pasillo sin salida que da acceso a los cuartos de luz y electricidad, de unas dimensiones de 2,72 metros de largo por 1,02 metros en su parte más estrecha y 1,63 metros en la parte más ancha. Una vez allí, los procesados rodean a la joven, le quitaron la riñonera y el jersey y le bajaron los leggins y el tanga y empieza abusar de ella. Mientras tanto, dos de los procesados grabaron vídeos y sacaron fotografías con sus teléfonos móviles.

Cuando los acusados se dieron por satisfechos, se vistieron pero, antes de salir, uno de ellos le quitó el móvil, le sacó la tarjeta SIM y la arrojaron en el mismo portal. La chica fue encontrada por una pareja de la policía local llorando en un banco. Tras los hechos, los cinco acusados se dispersaron y cuatro de ellos fueron localizados en la plaza de Toros tras el encierro por las descripciones facilitadas, seguidos hasta el barrio de San Jorge donde tenían aparcado el coche y, finalmente, detenidos.