La contaminación no entiende de fronteras y puede viajar por el aire hasta ocasionar daños en territorios muy alejados. Según un estudio internacional coordinado por la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido, el 12% de las muertes prematuras vinculadas a la respiración de un aire de mala calidad son debidas a partículas contaminantes generadas en otra región o continente que han viajado impulsadas por corrientes atmosféricas. Serían aproximadamente 411.000 muertes sobre el total de 3,45 millones anuales que se producen en el mundo, de acuerdo con las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La investigación, cuyos resultados se han publicado esta semana en la revista Nature, ha analizado el viaje internacional de las PM2,5, partículas sólidas de diámetro inferior a 2,5 micras. Estas partículas ultrafinas, derivadas de industrias y combustión de los coches, aunque también de polvo del desierto o chimeneas, son especialmente peligrosas porque se incorporan al organismo a través de los pulmones y pueden ocasionar cáncer y enfermedades cardiovasculares.

Lo más sorprendente del estudio es que se han cuantificado también las muertes internacionales ocasionadas por la fabricación de bienes de consumo destinados a la exportación. Poniendo un ejemplo concreto, sería el caso de la contaminación generada en China para fabricar juguetes que luego se consumen en EEUU. Si se tiene en cuenta este capítulo, entonces las muertes anuales ascienden a 762.000.

TAMAÑO / Las partículas mayores se depositan pronto, pero las pequeñas PM2,5 se incorporan con facilidad a las corrientes atmosféricas. En el caso de las partículas finas de polvo sahariano, «pueden alcanzar una altura de seis kilómetros, atravesar el Mediterráneo y llegar a toda Europa», explica Carlos Pérez García Pando, miembro de la cátedra Axa de Tormentas de Polvo y líder del grupo de Composición Atmosférica del Barcelona Supercomputing Center (BSC), no implicado en el estudio. Tras las tormentas que las impulsan en altura, permanecen en el aire unas tres semanas, aunque todo depende siempre del tamaño, de la forma y de la lluvia, añade.

Los autores han introducido los 3,45 millones de muertes prematuras que estima la OMS y los datos de producción de contaminantes en un modelo computacional. Así han podido regionalizar la mortalidad y el origen de las partículas.

China es, según el estudio, el principal exportador de contaminación. Las PM2,5 derivadas de su actividad industrial ocasionan 64.800 muertes prematuras en el resto del mundo, incluyendo 3.100 en Europa occidental. Sin embargo, los grandes damnificados son sus vecinos: el 40% de las muertes vinculadas a la mala calidad del aire en la región Resto de Asia (Corea y Japón) son debidas a partículas llegadas de China. Asimismo, EEUU es responsable del 47% de las muertes prematuras por contaminación que se producen en Canadá.

Los investigadores sostienen que la fabricación de bienes que luego se consumen en Europa occidental y EEUU acarrea anualmente 108.600 muertes prematuras dentro de las fronteras del gigante asiático. Los investigadores insisten en que algunas de las industrias más contaminantes se han trasladado a China en busca de costes más bajos y controles ambientales más permisivos. Y luego llegan las consecuencias. «El transporte de contaminantes es un proceso muy conocido, analizado incluso mediante satélites, pero los investigadores de East Anglia han aportado una versión original al combinarlo con datos económicos», comenta Carlos Pérez.

«Nuestros resultados revelan que los impactos interregionales en la salud asociados con la contaminación de PM2,5 como resultado del comercio internacional [fabricación de bienes] son más altos que los del transporte de contaminantes atmosféricos a larga distancia, escribe Dabo Guan, profesor en East Anglia. Esto indica que la mortalidad prematura relacionada con la contaminación es más que un problema local».