El fantasma del control de capitales ha caído finalmente sobre Grecia y antes de lo que se podía temer. Poco antes de las ocho de la tarde de ayer, el rumor incendiaba las redes sociales. Los medios locales apuntaban a que las retiradas de los cajeros quedarían limitadas a una cantidad de 60 euros diarios a partir de mañana, después del cierre hoy de los cajeros, la bolsa de Atenas y la Comisión del Mercado de Capitales. Se prevé que los bancos permanezcan cerrados hasta el 7 de julio, dos días después de la celebración del referéndum el domingo que viene.

El primer ministro, Alexis Tsipras, lo confirmaba poco después oficialmente, tras de reunirse de urgencia con su gabinete. Aseguró que los depósitos de los ciudadanos, así como el pago de salarios y pensiones, están totalmente garantizados.

"Nuestro único miedo es el miedo, pero no dejaremos que nos venza," declaró el premier en una intervención televisada. Como desencadenante del control de capitales, Tsipras apuntó a la decisión del Banco Central Europeo de no aumentar para las entidades griegas el umbral de la liquidez de emergencia. La congelación de los créditos ELA a niveles del viernes pasado se debería a la negativa del Eurogrupo a extender por unos días el contrato de préstamo. "Es una vergüenza para la tradición democrática de Europa", acusó Tsipras. "Pretenden chantajear la voluntad del pueblo griego y obstaculizar el referéndum, pero no lo conseguirán" aseveró.

Tsipras anunció además que, tras tomar la decisión de limitar las retiradas de los cajeros, había vuelto a pedir a los líderes europeos la citada extensión del programa de rescate, que concluye mañana. "Son los únicos que pueden revocar la decisión del Eurogrupo, para que el BCE vuelva a inyectar liquidez", afirmó, subrayando que esperaba "una reacción inmediata".

"Tomaremos las medidas que sean necesarias para que no haya problemas en la vida cotidiana de los griegos", afirmó el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, a la salida de la reunión del Consejo de Estabilidad Financiera en la que se tomó la decisión de imponer el control de capitales. También el ministro de Seguridad Social, Dimitris Stratoulis, llamaba a la calma. "Todo