"Está mejor conmigo y yo, mejor con él. Quería disfrutar estos primeros años acompañándolo en el crecimiento y en la educación". Habla Carlos, un informático que decidió quedarse en casa a cuidar de su pequeño, Lucas, mientras su pareja, Beatriz, se reincorporaba a la jornada laboral matinal tras un año de excedencia. La crianza en casa gana adeptos y en algún caso hasta se invierten los papeles tradicionales. "Eres el tío más feminista que conozco, un ejemplo de igualdad", cuenta Carlos que le piropeó una amiga.

Este vecino del barrio del Clot, en Barcelona, esgrime las razones que le han llevado a participar diariamente del crecimiento de Lucas: "Le puedo enseñar mucho más que una profesora, reforzando su desarrollo". Cumplidos los 21 meses, la criatura, dice, avala su convencimiento. "Está muy sano y es muy sociable. Siempre ha estado en contacto con otros niños, en parques o con hijos de amigos".

GESTIONAR LAS RABIETAS

La mayor dificultad para este padre primerizo es la gestión de los berrinches, las rabietas. "Hay que ir con mucho tacto y cariño. Los niños lo quieren todo ya, ahora, para ellos no hay pasado ni futuro, son impacientes". En libros, foros y talleres -"donde explican cómo tratar los mocos y otros asuntos"-, la familia encuentra respuesta a sus inquietudes. "Somos muy curiosos y leemos mucho y ese interés se lo transmitimos al crío".

La psiquiatra y psicoanalista Eulàlia Torras de Beà, experta en infancia y autora de 'La mejor guardería, tu casa', da algunas claves para una crianza saludable que lleve al pequeño a integrarse progresivamente en su entorno: "Me parece importantísimo que aprenda que todo lo que él desea no puede ser, que sus padres no le pueden bajar la Luna en un cesto. El resultado de creer que el 'no' no existe es una personalidad regresiva, una falta de evolución emocional y el origen de niños consentidos y materialistas".

La elevada ratio de las escuelas infantiles es uno de los motivos que llevaron a Ester y Jordi a cuidar de sus dos hijas, Tanit, de 5 años, y Margot, de 17 meses, en casa hasta P-3. "En la guardería no tienen tantos estímulos ni están acompañados a nivel emocional, y hasta los 3 años lo principal no es la socialización sino tener el referente de sus padres, desarrollar la capacidad emocional y aprender a resolver situaciones", argumenta Ester.

Bailarina y profesora de conciencia corporal, cuenta con el apoyo de su pareja, educador en una escuela libre que redujo su jornada laboral. "Lo hacemos por convicción, no por seguir una moda. Preferimos invertir el dinero en más tiempo con ellas; en su futuro".

Crecen diferentes, opina esta familia de Cardedeu. "Tienen más autonomía y seguridad porque no han sentido el abandono; por eso no tienen tanto apego a los padres, no necesitan estar enganchadas porque saben que estamos ahí. Construimos una seguridad que les da herramientas para afrontar el mundo", precisa Ester, que llevó a Margot a una 'escoleta', grupo de crianza compartida con otras tres madres.

MATERNIDAD Y TRABAJO

"La maternidad está 'economizada'. Prima el mercado", censura su vecina Gemma, trabajadora social que pudo acogerse a una excedencia para atender a Teo. "No fue planificado, sentí que a los 9 meses era demasiado pequeño para abandonarlo. Hasta los 3 años el vínculo con la madre es fundamental. Le da mucha seguridad y confianza". Ahora están trabajando el proceso de la separación, "a su ritmo", cuenta esta feliz progenitora partidaria de las madres de día. "Son gente con formación pedagógica que se ocupan de 3 o 4 niños, no como en las guarderías que están a cargo de ocho".

Frente al entusiasmo de estos padres por la crianza en casa, no obstante, el grueso de los expertos en docencia defienden que los niños vayan a la guardería porque contribuye a su socialización, estimula su creatividad y permite la detección precoz de problemas de aprendizaje. En el caso de los niños de familias con pocos recursos, la consideran imprescindible para garantizar la igualdad. Asimismo, señalan, estudios como los de PISA confirman que el paso por el parvulario tiene efectos positivos en el futuro rendimiento escolar.

NOMBRE DESAFORTUNADO

El nombre de guardería ya es para echar a correr, aporta Ramón Ollé, fundador de Crianza Natural, empresa que difunde "la crianza respetuosa". "¿Guardar al niño? ¿Qué es eso?", plantea este impulsor del 'homeschooling', sistema arraigado en EEUU que busca que "el niño aprenda con más libertad siguiendo sus instintos, jugando, entendiendo las cosas". Que aprenda, agrega, en el mundo real, "no dirigiéndolo sentado en una mesa". Él optó por educar a sus hijas en el hogar hasta su entrada en el instituto.

"Institucionalizar a bebés de 6 o 9 meses, someterlos a un sistema militar, ¡es una barbaridad!", refrenda Manel Martínez, director de la escuela Liberi, enfocada en el aprendizaje libre y activo. "Antes de los 6 meses, el bebé no pinta nada en ninguna parte, necesita a su mamá y ver el mundo a través de ella, no llevarlo al 'orfanato'".

CALIDAD DE LA RELACIÓN

La doctora Torras de Beà da en el blanco del debate: "No se trata tanto de parvulario o crianza en casa como de la calidad de la relación que el niño puede establecer con las personas que lo cuidan". Generalmente, opina, podrá ofrecer más atención, más conocimiento del niño, más afecto, la madre, el padre o una persona constante que se ocupe de él, pero "si los padres están demasiado ocupados, hay irregularidades importantes y al niño lo atiende quien puede, será preferible la estabilidad de una institución".