Tras unos días de relativa calma en los que parecía que el ébola estaba controlado y cercado en la habitación número 8 del hospital Carlos III de Madrid, donde permanece ingresada la única paciente diagnosticada hasta ahora, ayer se encendieron las alarmas cuando cuatro nuevas personas sospechosas de padecer ébola fueron hospitalizadas en Madrid y Tenerife. Los cuatro ingresaron con décimas de fiebre y están considerados como pacientes de riesgo.

El primer paciente en llegar al Carlos III, a la habitación número 9 de la sexta planta, justo la que está al lado de Romero, fue un hombre de unos cincuenta años que viajó en la ambulancia en la que previamente fue trasladada la auxiliar de enfermería la madrugada que ingresó con vómitos y diarrea en el hospital de Alcorcón. Tras trasladar a Romero, la ambulancia trabajó un turno completo y en ella viajaron otros siete pacientes antes de que el vehículo fuera finalmente descontaminado, más de doce horas después.

BUEN APETITO Anoche, el paciente, que ha llegado a estar ingresado en un hospital psiquiátrico y que tiene problemas de toxicomanía, seguía con décimas de fiebre aunque cenó con muchísimo apetito, explicaron fuentes sanitarias.

El siguiente paciente en llegar ayer al Carlos III fue un hombre de Nigeria que entró en la habitación número 10 de la sexta planta por su propio pie, muy asustado y con décimas de fiebre. El hombre aterrizó por la mañana en el aeropuerto de Barajas de Madrid en un vuelo de Air France procedente de Lagos que había hecho escala en París.

Un equipo sanitario le atendió en el propio aeropuerto tras comunicar el pasajero a la tripulación que tenía fiebre. Le colocaron un traje de seguridad y le trasladaron en ambulancia hasta el Carlos III. El hombre entró caminando hasta la habitación, y dos sanitarios le indicaron como debía desvestirse. Como el paciente estaba nervioso y no conseguía deshacerse del aparatoso mono amarillo, le acabaron ayudaron. El hombre se entiende con el equipo médico en un español muy bueno y anoche estaba muy asustado.

Al resto de pasajeros del vuelo se les tomó nota de todos sus datos y se les comunicó que debían de estar atentos a los próximos días por si tenían fiebre. Se les volverá a telefonear solo en el caso de que el pasajero ingresado diera positivo en la prueba del ébola. El tercer paciente que ingresó durante el día de ayer fue en el hospital La Candelaria de Tenerife. Se trata de un enfermero de la Cruz Roja que trabajó durante un mes en el hospital que la organización tiene en la ciudad de Kenema, en Sierra Leona. El hombre llegó a España el pasado día 12, tras una escala en Bruselas, y durante este tiempo ha estado controlándose la temperatura hasta ayer que al alcanzar los 37,7 fue ingresado y aislado en el hospital.

Su mujer y su hijo ingresaron también en el hospital para pasar la cuarentena bajo control, aunque no presentan síntomas.

El cuarto paciente del que se tuvo conocimiento y que no ingresó hasta esta pasada madrugada es un misionero de la orden de San Juan de Dios que tras regresar de un viaje a Liberia la semana pasada, telefoneó ayer al hospital Carlos III para explicar que tenía décimas de fiebre.

HOSPITAL DE MONROVIA El hombre, de avanzada edad, sanitario y que pertenece a la misma orden de los dos religiosos repatriados y fallecidos, Miguel Pajares y Manuel García Viejo, viajó hasta el hospital de San José de Monrovia, que permanece cerrado desde el 1 de agosto. Su visita estaba encaminada precisamente a determinar si había que reabrir el centro médico.

La propia orden de San Juan de Dios redactó un comunicado en el que aseguraba que el religioso no había mantenido ningún contacto con enfermos de ébola en Liberia. El religioso ingresó también en la sexta planta del hospital, en la habitación número 12.

5En cuanto al resto de personas ingresadas en cuarentena en la quinta planta del Carlos III todos siguen sin síntomas a la espera de que se cumplan los 21 días aislados para descartar el contagio.