Dos pescadores del muelle de la Torre del Rellotge de Barcelona desaparecieron ayer a unos 3 kilómetros de la costa después de que su embarcación chocara contra un mercante ruso que salía del puerto de la capital catalana. A bordo de este pesquero viajaba una tripulación de cuatro hombres. Los otros dos -el patrón es uno de ellos- pudieron ser rescatados poco después del naufragio. El barco hundido es El Fairell, que mide 25 metros de eslora, y el buque contra el que topó es el Mid Volga 2, un gigante metálico de 140 metros de longitud que se dedica a transportar gasóleo y productos químicos. La colisión hundió al pequeño en cuestión de segundos.

La principal hipótesis que manejan los equipos de rescate es que los dos hombres desaparecidos no tuvieron tiempo de abandonar la nave antes de que se hundiera. Al parecer El Fairell estaba acabando de faenar cuando fue embestido por el Mid Volga 2. Las posibilidades de que aparezcan con vida son cada vez más escasas dado que las condiciones de búsqueda fueron idóneas y ni así pudieron encontrarlos. La temperatura del agua, de unos 15 grados, también reduce las opciones de supervivencia.

Las embarcaciones más menudas suspendieron las tareas de rescate al anochecer. El Guardamr Calíope, de Salvamento Marítimo, seguirá buscando. Los submarinistas de la Guardia Civil y de Bomberos de Barcelona intentaron durante las primeras horas descender hasta los restos de El Fairell. Resultó imposible. El pesquero reposa a unos 170 metros de profundidad, una distancia que requerirá la intervención de un submarino.

HIPOTERMIA / El Mid Volga 2 dio la vuelta después del choque. La maniobra hizo posible rescatar a los dos supervivientes instantes después del impacto. Los dos hombres presentaban síntomas de hipotemia y fueron trasladados a un hospital. En el puerto, el capitán del petrolero ruso fue interrogado por la Guardia Civil.

El delegado del gobierno en Cataluña, Enric Millo, explicó que se había abierto una investigación para tratar de aclarar las causas de un incidente con pocos precedentes que, además, se produjo a plena luz del día y sin mala mar. La flota de la Cofradía de Barcelona, a la que pertenece El Fairell, está integrada por once barcos de pesca de arrastre. Salen cada mañana antes de que amanezca para buscar merluza, salmonete o gambas. Con la noticia del accidente, los otros pesqueros se olvidaron de la faena y pusieron rumbo al hundimiento para buscar a los dos compañeros. Con la caída del sol, regresaron al muelle con las manos vacías.