Detectar el ciberacoso no suele ser fácil para los padres porque muchos menores ocultan la situación por vergüenza o por miedo hasta que la situación se les escapa de las manos y ya no pueden más. La implicación del colegio para resolver la situación es clave, y en esos casos se pueden bastar los padres para presentar la queja y solucionar el problema. Pero cuando el centro no responde o el asedio deriva a las redes sociales, o están implicados adultos, es mejor denunciar ante la policía con la mayor cantidad de datos posibles y, si se tiene prisa, recurrir a la ayuda de profesionales.

Los seguros antiacoso ofrecen la mediación de abogados pero hay personas que recurren a empresas especializadas en averiguar quién está detrás del acoso y lograr que cese en su actitud, o para aportar pruebas a la denuncia. "Hay personas muy trastornadas que pueden llegar a hacer la vida imposible a alguien", explica Selva Orejón, responsable de Onbranding, una empresa de peritaje y reputación digital que trabaja para aseguradoras y en formación de cuerpos policiales.

"Lo primero que tenemos que conseguir es que las pruebas que muestran el acoso valgan. Nosotros usamos herramientas informáticas de captación de evidencia que monitorizan un móvil o una cuenta en redes sociales y ahorran tener que hacer un acta notarial cada vez que se produce una ofensa", señala. Una vez recogidas las pruebas, la tarea es de detectives: quién hay detrás y por qué, ya que muchas veces las amenazas o las ofensas se realizan desde el anonimato, aunque se trate de amantes despechados, extrabajadores resentidos o socios perjudicados en negocios.

"Primero necesitamos componer su perfil psicológico, porque puede usar varias cuentas en redes sociales para simular un ataque mayor. Se puede necesitar un análisis lingüístico de los comentarios que permita saber si es la misma persona y trazamos un perfil de comportamiento. Hemos de tener toda la información que la víctima nos pueda proporcionar sobre su entorno o estilo de vida. La clave es encontrar el porqué", afirma.

Técnicas en discursión

Son pruebas, además, que pueda aceptar un juez, y ahí no todo vale. "Hay una técnica para saber cuál es la IP y de ahí la localización de alguien, que son las balizas web, que se han puesto en cuestión por parte de algunos juristas, aunque de momento se admiten", señala.

Aunque hay auténticos profesionales del acoso, capaces de enmascarar con pericia su identidad, muchas veces los acosadores se delatan a sí mismos con su torpeza. "Descubrimos que la acosadora de la esposa de un hombre casado era su examante, una mujer que tenía una hija pequeña. Como suponíamos que de noche la examante tendría que estar en casa, hicimos que la esposa cambiara cada noche su foto de su perfil de Whatsapp mostrando fotos suyas con su marido para provocarle celos a la otra. Y así fue, la amante comenzó a enviar mensajes de acoso desde su móvil y en su casa, y así se delató", recuerda.

En los casos en que hay un delito consumado, la policía interviene, pero el castigo puede no satisfacer a la víctima. "Conseguir que una persona vaya a la cárcel es difícil si no hay antecedentes. Se suele pedir responsabilidad civil y queda en una multa. Como se declaren insolventes... Y a veces el daño puede ser a la reputación de una persona", afirma Orejón, que recuerda el caso de otra mujer de quien sus vecinos difundieron sin autorización un vídeo privado con su marido, o el de un famoso que perdió contratos publicitarios por difamación.