Loïc Piaudel, un ciudadano francés de 35 años, reapareció en Barcelona tras esfumarse en Nantes (Francia) el 18 de noviembre del 2016. La policía de su país andaba tras él desde que ese día, cuando cogió a su hijo Mateo, de 2 años, y se dio a la fuga. La madre del pequeño denunció el secuestro el día 19 y las autoridades solicitaron una orden de captura internacional porque sospechaban que había salido de Francia.

El pasado lunes, a las 19.30 horas, a dos motoristas de la Guardia Urbana de Barcelona les llamó la atención un Ford Focus de color azul que estaba mal estacionado. Al acercarse al vehículo encontraron algo todavía más inquietante: dentro había un menor de edad, de unos 2 años, sentado en la sillita. A los pocos minutos, el padre se presentó junto al coche. Según fuentes policiales, estaba nervioso. Explicó a los agentes que no podía identificarse en ese instante porque tenía toda la documentación en casa de su pareja, cerca de donde se encontraban. Los policías accedieron a seguirle hasta este domicilio. En cuanto los agentes se dirigieron a las motocicletas, Piaudel aceleró y, saltándose diversos semáforos, trató de despistar a los policías. No lo logró y fue interceptado de nuevo por los agentes.

Los policías comprobaron que aquel Ford circulaba con matrículas sustraídas en el País Vasco. Descubrieron, además, que el conductor era Piaudel, un hombre sobre el que pesaba una orden de búsqueda y captura de Francia por secuestrar a su hijo.

El pequeño Mateo era el que viajaba en el asiento trasero. Sano, salvo y ajeno al embrollo.

En el registro del vehículo que conducía Piaudel, la policía se incautó de un arma de fuego, machetes, cuatro matrículas falsas y pasaportes, al parecer también fraudulentos. Las fuentes policiales aclararon que todavía no se sabe qué hacía con tantas armas y que siguen investigando si, efectivamente, tiene una compañera en Barcelona con la que llevaba tiempo residiendo.