El timonel guineano de una de las 120 barcazas que en los últimos cinco días han llegado desde Libia al sur de Italia ha sido identificado y detenido acusado de complicidad con la emigración ilegal, pero sobre todo de la muerte de uno de los pasajeros que transportaba. El cadáver del difunto, cuya identidad no ha sido facilitada, fue arrojado al mar y devorado "inmediatamente" por un banco de tiburones que les seguía, según han relatado sus compañeros de viaje. "No me podía ni mover", ha explicado el eritreo Gebre, de 30 años. "¿Había otra alternativa a este peligroso viaje?", se ha preguntado ante las cámaras el libio Aali, de 21 años.

La cuestión de los grandes depredadores marinos que se comen a inmigrantes muertos ha aparecido, aunque tímidamente, en los últimos tiempos en Italia, después de que los pescadores sicilianos, principalmente los de la localidad Mazzara del Vallo, comenzasen a hallar restos humanos en sus redes y los entregasen a las autoridades.

El pudor, la vergüenza y quizás las implicaciones alimentarias relacionadas con el pescado han turbado algunas tertulias y producido perplejidad entre los especialistas.

Desde hace dos años Italia introdujo en su legislación el delito de complicidad en el tráfico de personas y ha arrestado a unos 400 timoneles de las barcazas.