Al Gobierno de Pedro Sánchez no le tiembla el pulso a la hora de deshacerse de quienes protagonizan un resbalón. La primera y la más sonada dimisión fue la del exministro de Cultura, Màxim Huerta, que solo duró siete días en el cargo. La siguiente en caer ha sido la directora general de Trabajo, la turolense Concepción Pascual, a quien se culpa de haber autorizado la creación del sindicato de trabajadoras sexuales Otras, una decisión que fue rechazada por la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, en cuanto se enteró por la prensa. Trabajo explicó ayer en una escueta nota que Pascual «ha presentado su dimisión, la cual ha sido aceptada por la ministra». El comunicado añade que «la decisión de Concepción Pascual se produce al asumir voluntariamente todas las responsabilidades del registro de los estatutos de Otras» y que el registro se efectuó ante la dirección de la que la dimitida «era la máxima responsable».

Unos minutos antes el secretario de organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, ya había anunciado en rueda de prensa el cese inminente: «Ya ha habido una asunción de responsabilidad. Creo que la directora general de Trabajo ha dimitido», dijo Ábalos preguntado expresamente si este error del Ejecutivo iba a provocar algún tipo de asunciones de responsabilidad, informa Juan Ruiz.

Algo se intuyó el pasado jueves cuando Valerio, tras admitir que con la publicación en el BOE de la creación del sindicato le habían metido «un gol por la escuadra», añadió que pediría «explicaciones» a los responsables de su departamento que habían tomado la decisión.

Tras oir a su jefa, Pascual no tardó ni 24 horas en presentar su dimisión. Lo hizo el pasado viernes mediante una carta escrita de su puño y letra.