Existen diseñadores que prefieren agudizar el ingenio antes de sumarse a la letanía colectiva de lamentaciones por esa enfermedad conocida como "la crisis del sector de la moda". Gloria Rodríguez Figueroa es una de ellas. Tras un año de intenso trabajo, esta diseñadora gallega, de 32 años, acaba de patentar tres técnicas para etiquetar en sistema braille prendas ropa. La creadora, de 32 años, presentará el próximo miércoles en la pasarela Gaudí la primera colección que incorpora su idea, a la que ha llamado Ojos que no ven.

Como sucede casi siempre, la inspiración sorprendió a la diseñadora trabajando. "Un día empecé a pensar en cómo compran los invidentes. Siempre dependen de otros. Me di cuenta de que se podía hacer algo para ayudarles a ser un poco más independientes", explicó ayer Rodríguez en su taller de Barcelona.

El etiquetado incluye el nombre de su firma, el tipo de prenda, el tejido con el que está confeccionada, los cuidados que necesita, la talla y el precio. "Está comprobado que funciona. Los ciegos pueden leer la etiqueta", aseguró la creadora.

Algunas de las piezas que presentará Gloria en el Gaudí llevan inscripciones en el sistema de escritura para invidentes que sólo se apreciarán con el tacto. Algo así como las camisetas con eslóganes de la firma Divinas Palabras.

"Contacté con José Saramago para que me autorizase a incluir fragmentos de su libro Ensayo para la ceguera y, aunque al principio me dijo que sí, al final, se ha echado atrás", explicó.

Para conseguir el relieve de la escritura braille, la creadora ha contado con la colaboración "imprescindible" de Thorbjorn Uldam, un diseñador danés que aprendió el alfabeto. Después, troqueló y trató con diferentes materiales las etiquetas. "Son técnicas artesanales porque no tenemos la infraestructura para fabricarlas en serie", comentó.

Rodríguez, que también apuesta por la artesanía en la confección de sus prendas, trabaja como profesora y ha ganado casi todos los premios que se entregan en España a jóvenes creadores.

La ingeniosa idea de Rodríguez Figueroa (la firma de la diseñadora lleva sus dos apellidos como nombre) puede suscitar el interés de multinacionales como Zara y Mango. "Ojalá. Me encantaría que se impusiera el etiquetado braille para dedicar los royaltys a diseñar mi línea con tranquilidad", reconoció.