Las personas que visitaron el martes la catedral de Strängnäs, cerca de Estocolmo, presenciaron una trepidante escena digna de una película de acción. Dos hombres salieron a la carrera con dos coronas y una orbe del siglo XVII de incalculable valor. Los ladrones llegaron hasta el lago Mälaren, que ocupa un área de unos 1.140 kilómetros cuadrados, donde cogieron una lancha y se les perdió la pista.

Las dos coronas pertenercieron al Rey Carlos IX y a su mujer la Reina Christina. La corona del monarca estaba hecha de oro y decorada con joyas, plata y perlas, mientras la de la reina es una corona de oro.

“El marcador está 1-0 a su favor ahora mismo”, ha declarado un portavoz de la policía, Thomas Agnevik, quien ha subrayado el valor de las piezas sustraídas. “No es posible ponerle precio a esto, son artículos de interés nacional”, ha afirmado el policía.

Aunque la policía tiene muy poca información sobre los ladrones, creen que el robo tendrá un recorrido más bien corto por las dificultades que se encontrarán para colocar estas piezas en el mercado: “Lo que suele pasar con este tipo de objetos es que son recuperados tarde o temprano, porque muy poca gente está preparada para manejar estos artículos”, ha añadido Angevik a medios locales.

Según el periodista Oskar Aanmoen, corresponsal en los países nórdicos de 'Royal Central', una página centrada en la actualidad de las coronas europeas, la policía investigará en Tynnelsö (una de las islas del lago), donde "han recibido algunas pistas interesantes."