Una de las aspectos que más rechazo ha generado ha sido el empeño de Gallardón de eliminar el supuesto que permite abortar si el feto sufre una malformación fetal. El ministro alega que permitir el aborto por "discapacidad" del no nacido sería crear ciudadanos de "primera y de segunda". El texto tan solo admite que si el feto sufre malformaciones incompatibles con la vida y la madre alega que esta circunstancia daña su salud, el informe preceptivo lo firme un único facultativo en lugar de dos, y otro acredite el riesgo fetal.