Las empresas españolas gastan en investigación y desarrollo (I+D) la mitad que la media europea, una carencia que, unida a los recortes presupuestarios de los últimos años, está llevando a España a una posición vulnerable en la economía mundial.

Esta es una de las conclusiones del dosier Investigación e innovación: ¿qué nos jugamos?, elaborado a partir de dos informes y presentado ayer por el director general de la Fundación La Caixa, Jaume Giró.

Concretamente, las empresas españolas destinan anualmente a I+D unos 6.000 millones de euros, lo que supone el 0,57% del producto interior bruto español (PIB), mientras que si siguieran la media europea deberían destinar 11.500 millones. Los datos corresponden al año 2015. Para situarse en la media de los países más desarrollados, los de la OCDE, deberían triplicar su inversión.

El objetivo de la Unión Europea, confirmado por el Gobierno español, es que las empresas tengan el papel principal en la financiación de la I+D hasta alcanzar el 66% del peso total, pero a día de hoy solo alcanza el 46%.

Para Luis Sanz, investigador del Instituto de Políticas y Bienes Públicos (IPP) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y autor de uno de los informes, esta falta de inversión privada es llamativa porque las empresas del Ibex-35 tienen recursos suficientes para hacerlo: «Solo durante el año pasado tuvieron en su conjunto 40.000 millones de euros de beneficios, y con dedicar el 15% de esas ganancias estarían al nivel europeo».

Pero, ¿por qué las empresas españolas invierten tan poco dinero en I+D? El informe cita, entre otros factores, el predominio de pequeñas y medianas empresas del tejido empresarial, sumado al modelo productivo y la especialización de la economía, donde la alta tecnología o los sectores emergentes (TIC, biotecnología, nuevos materiales, nanotecnología) prácticamente carecen de peso.