El vídeo de una supuesta escena de acoso machista en el centro de Londres se ha convertido en viral este miércoles. Tras la rápida expansión de la historia en internet, han aparecido diferentes voces que niegan su autenticidad. En el vídeo en cuestión se ve cómo una moto graba su trayecto por la calzada, se para en un semáforo detrás de una chica en bicicleta, que está al lado de una furgoneta. En la conversación se escucha cómo el copiloto del vehículo le pide el teléfono a la chica, y esta le responde que se vaya. En el vídeo se oyen improperios como estos: "Estás con la regla?", "¿A qué colegio fuiste?". "Así no se comporta una señorita, dame tú número que iremos a tomar una copa".

El motorista intenta mediar para que dejen en paz a la ciclista, pero el hombre la sigue molestando y ella le da un golpe al retrovisor. Se puede apreciar cómo el copiloto no deja de hablarle y acelera con la furgoneta para acercarse, incluso saca el brazo por la ventana para intentar tocarla.

Sin embargo, el diario 'The Sun' recoge el testimonio de una persona que asegura que la escena es un montaje. El hombre explica que vio a los protagonistas del vídeo hablando sobre cómo llevar a cabo el montaje.

PERSECUCIÓN

En el momento en el que el semáforo se pone en verde y el vehículo pasa por delante de la ciclista, ella decide perseguirlo y la moto sigue grabando detrás de los dos. Al llegar donde la furgoneta estaba estacionada, la chica frena bruscamente y le arranca el retrovisor derecho; acto seguido se va pedaleando rápido.

"¡Es exactamente lo que te mereces, escoria!" es el comentario final del motorista a los dos hombres al pasar por al lado de la ventanilla, que pone punto final al vídeo.

ACOSOS ANTERIORES

Este no es el primer ejemplo de acoso callejero que encontramos en las redes. En octubre del 2014, la organización Hollaback!, dedicada a poner fin al acoso sexual por las calles de EEUU, llevó a cabo un experimento en el que una joven se grababa caminando durante 10 horas por las calles de Nueva York. En ese tiempo sufrió más de cien muestras de acoso por parte de los hombres con los que se cruzaba.

Un mes después, volvieron a grabar el mismo experimento, pero la acosada, en lugar de aguantar los comentarios, respondía vacilando y plantando cara a los hombres que la acosaban.