Corea del Sur vivió ayer con angustia y frustración el escaso progreso de las labores para rescatar a las casi 300 personas atrapadas bajo el mar en el buque Sewol, que prácticamente se dan por muertas, mientras los familiares de las víctimas han descargado su ira contra el Gobierno. De los 475 pasajeros, 179 fueron rescatados, mientras que 14 fallecieron y 282 permanecen desaparecidos. El rescate quedó suspendido por las fuertes corrientes y la nula visibilidad.