Las 194 delegaciones presentes en Lima no saben cómo concluirá el viaje contra el cambio climático, pero sí conocen las paradas hasta la trascendental cita de París. En la capital francesa se firmará un nuevo tratado cuyo objetivo es conseguir estabilizar a corto plazo las temperaturas terrestres tras un pico de emisiones de CO2 que, como tarde, debería alcanzarse en el 2024. El tiempo apremia. Las evidencias del cambio climático ya se están empezando a sufrir.

"El texto aprobado en Lima facilita una estructura para continuar trabajando", dijo ayer Todd Stern, el jefe de la delegación estadounidense. Sin embargo, la declaración contiene muchas referencias sin concretar de los "elementos" que deberán entrar en París. "Quedan muchos frentes abiertos y mucho trabajo", resumió Teresa Ribera, directora de uno de los principales lobis climáticos europeos, el IDDRI, en declaraciones a la agencia Efe.

DE GINEBRA A BONN

El primer paso será una reunión técnica en Ginebra del 8 al 13 de febrero para retomar la redacción del futuro tratado. Luego, con fecha límite del 31 de marzo, los respectivos países deberán anunciar cuál es su compromiso --contribución nacional-- para limitar las emisiones de CO2.

El 31 de mayo se presentará un borrador del texto oficial a los países miembros de la Convención de la ONU sobre el Clima. Una nueva reunión, en Bonn, en junio, servirá para hacer balance y seguir la negociación. El 1 de noviembre, la Convención presentará una síntesis de los compromisos anunciados y una valoración. La cumbre de París, finalmente, se celebrará entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre. Debería clausurarse con un acuerdo que entraría en vigor en enero del 2020.