El conocido como esqueleto de Atacama fue durante tiempo un misterio, tanto que algunos creyeron ver en él los restos de un ser extraterrestre, pero es en realidad la momia de una niña nacida con raras mutaciones genéticas, según aclara el estudio de su ADN realizado por la Universidad de Standford. El esqueleto, al que se conoce con el nombre de Ata y fue descubierto en una bolsa de piel abandonada tras una iglesia en el chileno desierto de Atacama, «tiene apenas 15 centímetros de largo, con la cabeza en forma de cono, 10 pares de costillas y huesos que se asemejan a los de un niño de ocho años», señala un comunicado.

El esqueleto llegó al mercado negro de hallazgos arqueológicos y posteriormente acabó en manos de un coleccionista en España que pensó que podrían ser los restos de un ser extraterrestre.

Expertos de la Universidad de Stanford y de San Francisco (EEUU) han analizado el ADN del esqueleto, el cual «ha probado, más allá de cualquier duda, que es humano», según un estudio que publica Genome Research. Ata tiene el ADN de una humana moderna con la mezcla de marcadores ancestrales de nativos americanos y europeos. Lejos de ser una visitante de otro planeta, «el genoma de Ata la marcó como sudamericana, con variaciones genéticas que la identificaron de la región andina habitada por los indios chilotes», señaló en un comunicado el profesor de microbiología de la Universidad de Stanford Garry Nolan.

Ata, según consideran los expertos, debió de haber nacido muerta o fallecer poco después del nacimiento y por el estado en el que se encuentran los huesos «probablemente» no hace más de 40 años. Su «llamativa» apariencia, a la que los científicos se refieren como fenonipo, puede explicarse «con mucha probabilidad» por un puñado de raras mutaciones genéticas, algunas ya conocidas y otras recién descubiertas, que están vinculadas con el enanismo y otros trastornos del crecimiento y los huesos.

Los resultados del ADN no solo ponen fin a la fábula sobre sus orígenes extraterrestres, sino que ilustra hasta qué punto los datos genéticos de código abierto han permitido determinar con precisión el «puñado de genes mutados» que probablemente se asociaron de forma inusual en el cuerpo de Ata.

El análisis científico de Ata comenzó en el 2012, después de que Nolan recibiera la llamada de un amigo que le decía que «podría haber descubierto un alienígena». El experto cree que una investigación más profunda sobre el envejecimiento óseo precoz de Ata podría beneficiar un día a los pacientes.