El terremoto y posterior tsunami de Japón en el 2011, que golpeó la costa este y causó el accidente nuclear de Fukushima, desencadenó que comunidades enteras de especies marinas cruzaran el Pacífico flotando en balsas improvisadas. Un total de 289 han aparecido en las costas de Hawái y del oeste de Estados Unidos aferradas a residuos no biodegradables arrastrados por el desastre natural. Este viaje transoceánico ha sido el más largo jamás registrado entre animales marinos.

Así lo ha confirmado un equipo de nueve biólogos marinos del Centro Smithsoniano de Investigación Medioambiental y las universidades estatales de Portland y de Oregón, entre otras instituciones de Estados Unidos, los cuales han publicado su trabajo en la prestigiosa revista Science.

El tsunami se produjo el 11 de marzo del 2011 tras un terremoto de magnitud 9,0 que golpeó Japón ese mismo día. El maremoto originó olas de hasta 40 metros y barrió millones de objetos de la costa japonesa hacia el océano.

Especies viajeras

Esos desechos ayudaron a algunas especies marinas a aferrarse a ellos para iniciar un largo viaje por el Pacífico. «No pensé que la mayoría de estos organismos costeros pudieran sobrevivir en el mar durante largos periodos de tiempo», ha afirmado Greg Ruiz, del Centro Smithsoniano de Investigación Medioambiental y coautor del estudio.

Los científicos empezaron a hallar restos del tsunami con organismos vivos adheridos a ellos en Hawái y el oeste de EEUU en el 2012. Hasta este año han seguido hallando restos del maremoto, como boyas, cajas, barcos y muelles. Han detectado 289 especies vivas en residuos procedentes de Japón y sospechan que hay muchas más. Las llegadas se han ralentizado, pero no se han detenido y se siguen hallando nuevas especies.

Entre las localizadas hay moluscos como mejillones, gusanos, hidroides (anémonas de mar y parientes de medusas), crustáceos y briozoos. Casi dos tercios de ellas nunca se habían visto en la costa oeste estadounidense. Los investigadores han indicado que no se sabía o esperaba que las especies sobrevivieran a un viaje tan largo por el Pacífico porque el océano abierto se considera un ambiente más duro para criaturas acostumbradas a las aguas más hospitalarias.

Colonización

La velocidad más lenta de las balsas oceánicas (uno o dos nudos, frente a 20 o más nudos de los buques comerciales) podría haber permitido a las especies adaptarse gradualmente al nuevo ambiente y facilitar que algunas se reproduzcan y que sus larvas se adhirieran a los residuos.

Gran parte de los restos del tsunami hallados por los científicos estaban hechos de fibra de vidrio u otros materiales plásticos que no se descomponen y podrían sobrevivir seis o más años en el mar, lo que ha facilitado la supervivencia de las especies viajeras.

Se ignora si las especies de Japón han colonizado la costa oeste de EEUU y, según los investigadores, se puede tardar años en detectarse. «Este ha resultado ser uno de los experimentos más grandes, no planificados y naturales en la biología marina, tal vez en la historia», ha destacado John Chapman, de la Universidad Estatal de Oregón.