El auge del bitcóin ha resucitado el interés por un componente del ordenador que hasta ahora solo era especialmente valorado por los jugadores y los artistas 3D: las tarjetas gráficas. La mayoría de los modelos, especialmente los más económicos, están prácticamente agotados en los comercios y en muchas tiendas on line, y el resto llegan con cuentagotas. ¿El motivo? Estas tarjetas o aceleradores gráficos son el componente informático más preciado para los cálculos con los que se crean monedas digitales o criptomonedas. Especialmente el bitcóin, cuya unidad alcanza ahora los 10.000 euros pero que hace un mes estaba en 20.000.

«Cuando llega una tarjeta gráfica, se vende en seguida y hay turistas, sobre todo rusos, que vienen buscándolas. Si tienes 20 en existencias, 20 que se llevan. Anteayer llamaban de Polonia a ver si les podíamos servir pero les tuvimos que decir que no», explica Paqui, de la cadena Life Informática. «Compran lo que haya. Si no tienes el modelo que buscan, se llevan el superior, sobre todo los turistas del Este de Europa, porque se ve que allí no hay disponibilidad. Las montan sobre placas base de hasta 25 ranuras y a calcular», afirma Javier, de Neobyte Computer. Algunos comerciantes sospechan que pueden comprarlas para revenderlas.

En las distribuidoras la impresión es la misma, y los fabricantes no quieren dar detalles del aumento de ventas. Nvidia afirma que no comenta y AMD tampoco, a la espera de presentar sus resultados financieros. Sus tarjetas, especialmente las de la serie Radeon RX, son las más buscadas, en especial un modelo que cuesta sobre 250 euros cuando la mayoría pasan los 400. Los grandes perjudicados son los jugadores de videojuegos domésticos, que se suelen conformar con una tarjeta, eso sí, lo más potente posible.

La llamada minería es de hecho los cálculos informáticos que permiten validar las transacciones que se realizan con criptomedas, sean bitcóin, etherum, stella lumens o litecoin, las varias que tientan a los mineros, como se conoce a los dueños de los ordenadores que validan las transacciones y mantienen el sistema. «De hecho, la creación de moneda nueva es el premio para los mantenedores de la red», recuerda Aleix Ripol-Creuheras, uno de los impulsores de la Barcelona Bitcóin Community.

Al parecer, se es minero más por entusiasmo que por rendimiento, a juzgar por las estadísticas de la red, que son públicas. «Minar bitcóins dejó de ser rentable en el 2014, que es cuando comenzó la especulación. Hasta entonces, podías conseguir algunos que luego han subido de valor, pero ahora, a estos precios, ya no. Por eso hay quien se está decantando por ethereum como nuevo objetivo», señala Carlos B. Steinblock, CEO de la consultora BTC Guardian.

La minería de bitcóins es un asunto complejo. Para que no interfiriera en el sistema financiero y que la criptomoneda fuera sostenible, los creadores del bitcóin -el famoso pero desconocido Satoshi Nakamoto en un foro de internet en el 2009- decidieron que estaría limitado a 21 millones de unidades y que a medida que se fueran calculando (minando), cada vez sería más difícil descubrir una nueva.

Sus cálculos eran que completar la emisión en el año 2140. Hasta ahora se han alumbrado 16,8 millones de bitcóins, por lo que cada vez se requiere más cantidad de cálculos para crear un nuevo bitcóin. Según la web de estadísticas de la criptomoneda Blockchain.info, durante el 2017 la dificultad para encontrar uno nuevo aumentó por cinco.

Por eso, la minería de bitcóins cada vez está más en manos de grandes granjas de ordenadores en países donde la electricidad es barata y las condiciones de clima permiten una refrigeración fácil porque los sistemas informáticos se calientan: China, Rusia y últimamente Islandia. Más de la mitad de los nuevos bitcóins en el último año han sido minados entre cuatro grupos chinos. El más brillante, BTC.TOP, comenzó hace solo dos años y ha conseguido el 13% de todos los bloques en los últimos seis meses; es decir 6.353 bitcóins, unos 63,5 millones de dólares.