Albert Cavallé, el conocido como el ‘estafador del amor’, ha entrado este miércoles en la Ciudad de lao Justicia a paso rápido. Pantalón tejano, camisa azul, bambas… En una sala le esperaba la jueza para juzgarle por presuntamente estafar a una mujeres con quien mantuvo una relación sentimental.

La fiscala ha sido muy clara en el per juicio: “Decía que se dedicaba a inversiones privadas y hablaba de negocios millonarios dando una idea de solvencia y a partir de ahí engañaba a sus víctimas”. Pedía dinero y fue estafada por “su buena voluntad”. Remontándose a sus antecedentes por estafa y apropiación (ya está condenado por hechos similares) ha aseverado: “Este señor se dedica a eso”. Ya tiene 25 denuncias.

Sin rubor, el acusado ha asegurado que a M., una de sus víctimas, la conoció en el 2015 a través un chats que él mismo calificó de “ejecutores” en los que se busca “un contacto físico”. Es decir, simplemente sexo. Se vieron tres o cuatro veces. Su relación fue “amistosa e íntima” y ella le “ayudó” económicamente en momentos que “no tenía solvencia”, por ejemplo, para pagar la habitación del piso donde vivía con un amigo o para saldar otros gastos.

Tirando pelotas fuera no ha reconocido como suyas las conversaciones que mantuvo con la mujer a través de mensajes de Whatsapp y en los que pedía dinero a las mujeres con excusas diversas. “Era un préstamo y cuando pude lo devolví”, ha insistido Cavallé. Su relación con la muchacha era "cordial, buena y educada". La defensa llegó a culpar a las víctimas de haber sido muy inocentes y creerse las versiones del estafador del amor, a la vez que insistió en que no hubo engaño. A la declaración de la perjudicada ha sido a puerta cerrada.

Sin embargo, el fiscal considera que el 'estafador del amor' recibió de M. en "distintas y sucesivas ocasiones" dinero en cantidades de 150 y 200 euros, hasta llegar a un total de 2.280 euros, "simulando mendazmente su propósito de devolverlo", según el escrito de acusación

LAS ARGUCIAS

Las argucias que utilizó para timar a la muchacha fueron variados. En un primer momento, Cavallé le hizo creer que le habían robado la cartera; después, que había tenido un accidente y necesitaba una prótesis y. por último, que iba a ser sometido a una intervención quirúrgica. En este último caso, el acusado se comprometió a devolver a la mujer la cantidad a través de una transferencia que le haría su padre desde Andorra. Todos los argumentos eran excusas para conseguir que la víctima le entregase el dinero.

La acusación sostiene que estos hechos son constitutivos de un delito de estafa o de apropiación indebida, por lo que reclama dos años y seis meses de prisión y el pago a la afectada de una indemnización de 2.280 euros. La defensa reclama la absolución.

El segundo juicio que debía celebrarse este miércoles contra Crivillé ha sido suspendido, ya que la defensa ha aportado que el acusado está en tratamiento pisquiátrico por una depresión (la novia le echó de casa tras enterarse de sus aventuras) y ha solicitado que se lo examine un forense. Así se ha acordado. En este proceso, está acusado de estafar a otra mujer que conoció en el 2016.

El fiscal relata sobre este caso que el imputado, "guiado con el propósito de obtener un enriquecimiento patrimonial y aparentando solvencia y seriedad profesional de la que carecía", manifestó a esa persona que se dedicaba a inversiones en bolsa. De esta manera, le ofreció la posibilidad de obtener "ingentes beneficios" en un breve lapso de tiempo. El acusado logró que la víctima le diera 2.500 euros, que nunca volvió a ver. La acusación reclama por ello dos años de prisión y la devolución de la cantidad estafada.