Si tenemos que guiarnos por las apuestas, Eurovisión 2017 ya tiene dueño: es italiano y se llama Francesco Gabbani. El artista es favorito desde el mismo momento que ganó el veterano Festival di Sanremo con 'Occidentali’s karma', y conseguía el derecho de representar a su país en el certamen musical de la UER. Ni siquiera se ha movido de ese lugar privilegiado tras los primeros ensayos en el International Exhibition Center de Kiev, que tuvieron lugar a lo largo de la pasada semana.

Por eso, apostar por él es una inversión con poco futuro: un euro por su victoria en Kiev se podría multiplicar por 0,72 en el mejor de los casos. A Portugal los ensayos le han sentado de maravilla, porque ha conseguido escalar hasta la segunda posición en las previsiones. Y eso que los ensayos los ha hecho la autora de la canción, que además es hermana del artista, quien retrasó su viaje a Kiev por su delicado estado de salud. La propuesta de Salvador Sobral, 'Amar pelos dois', va segunda en las previsiones, en detrimento del representante búlgaro, Kristian Kostov, que con su balada 'Beautiful mess', ahora va cuarto. Sobral defenderá una balada con toques de las melodías de los años 50, pero lo que realmente está entusiasmando a la parroquia eurovisiva es su particular manera de interpretar; sus gestos imprevisibles, sus miradas inocentes y el dulce registro de su voz.

Suecia nunca defrauda. El número canalla de Robin Bengtsson,que defenderá el tema 'I can’t go on', es la tercera gran favorita de la gala. Tras Bulgaria, el quinteto de los grandes de este año lo completa la armenia Artsvik, que aterriza en Ucrania con 'Fly with me', resultado de una original fusión de ritmos; oriental, electrónico y pop.

Los ensayos de los últimos días también han sido positivos para el representante español, Manel Navarro, que ha dejado la cola para alcanzar una todavía muy discreta 31ª posición en las apuestas. Si el sabadellense ganara, cada euro apostado por él podría multiplicarse hasta por 664. Muy lejos, no obstante, del bombazo que supondría que ganaran los que menos cuentan; San Marino y Lituania, porque su victoria podría reportar unos beneficios mil veces superiores al capital invertido.