El papa Francisco proclamó ayer beato a Pablo VI durante una misa multitudinaria en la plaza de San Pedro, en la que recordó cómo el pontífice que concluyó el Concilio Vaticano II "condujo a la Iglesia con sabiduría y visión de futuro". "Pablo VI, en el momento en que estaba surgiendo una sociedad secularizada y hostil, supo conducir con sabiduría y con visión de futuro el timón de la barca de Pedro sin perder nunca la alegría y la fe en el Señor", dijo Francisco.

Pablo VI fue beatificado durante una ceremonia que también clausuró el Sínodo extraordinario de la familia, ya que fue el papa Giovanni Montini quien instituyó este organismo de consulta. El milagro atribuido a la intercesión de Pablo VI, y que le permitió ser beatificado, fue la curación de un feto a principios de la década de 1990 en California. Después de que se diagnosticase que tenía graves problemas cerebrales, la madre se negó a abortar y el niño nació sin problemas.

Francisco recordó que Pablo VI escribió que el Sínodo serviría para "adaptar los métodos de apostolado a las múltiples necesidades nuestro tiempo y a las nuevas condiciones de la sociedad". "Contemplando a este gran Papa, a este cristiano comprometido, a este apóstol incansable, ante Dios hoy no podemos más que decir una palabra tan sencilla como sincera e importante: Gracias", continuó Francisco.

La ceremonia comenzó con la lectura de la biografía del papa Montini por el postulador de la causa de beatificación, Antonio Marrazzo, y después el obispo de Brescia, Luciano Monari, pidió al Papa que declarase beato a Pablo VI. Francisco leyó la fórmula en latín en la que se decía que "desde ahora el papa Pablo VI será llamado beato y se celebrará su fiesta el 26 de septiembre".

RELIQUIA ENSANGRENTADA

Junto al altar se expuso como reliquia la camiseta ensangrentada del atentado que sufrió Pablo VI en 1970, cuando un pintor boliviano le hirió con dos puñaladas en el aeropuerto de Manila.

Antes de iniciar la celebración, Francisco saludó al papa emérito Benedicto XVI, quien asistió a esta beatificación, pues fue Pablo VI quien le nombró cardenal. La ceremonia contó con numerosas delegaciones internacionales. Por parte de España asistió el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo.