Los operarios de Fukushima siguen esforzándose en retirar el agua contaminada de los reactores para poder conectar el sistema de refrigeración eléctrica, que continúa inutilizado un mes después del seísmo y el tsunami que devastó la costa nororiental japonesa. Ayer fueron trasladadas 200 toneladas de agua al condensador del edificio de la turbina. Está previsto que hoy se depositen otras 700 toneladas provenientes del reactor 2, uno de los más castigados. La operación sucede al vertido del agua menos radiactiva al mar de la última semana, que puso nerviosos a los países vecinos, y cuyo objetivo era dejar sitio al agua altamente contaminada.

A NIVEL DE CHERNÓBIL Los trabajos se suceden un día después de que Tokio elevara la crisis al nivel de Chernóbil, lo que ha sorprendido incluso en Rusia. El director de la agencia nuclear nacional, Sergei Kiriyenko, dijo ayer que Japón exageraba el desastre. "Me es difícil entender por qué los colegas japoneses lo han hecho. Sospecho que es más una cuestión financiera que nuclear", declaró Kiriyenko. "Es un poco extraño. Me parece que todo esto está vinculado con una cuestión de fuerza mayor en materia de seguros", dijo.

Rusia declaró que el nivel de fuga de Fukushima es inferior al 10% de lo registrado tras la mayor catástrofe nuclear de la historia ocurrido hace casi 25 años en la planta ucraniana de Chernóbil.

Según las estimaciones rusas, añadió, en Fukushima "la graduación no llega ni siquiera al nivel seis", informaron las agencias rusas.

"No hay riesgo de escalada de la catástrofe nuclear. Tampoco hay riesgo de vertido de los isótopos pesados que permanecieron en la central", dijo.

Kirienko reconoció que Rosatom "albergaba un gran temor de que la radiación pudiera fundir la plancha de los cimientos y penetrar en la tierra, pero, gracias al cielo, eso no ocurrió".

En la misma línea, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) declaró ayer que no se puede comparar el accidente de Fukushima con el de Chernóbil porque son "totalmente distintos".

RADIACTIVIDAD EN TOKIO La buena noticia de la jornada fue la caída de la radiactividad en Tokio a niveles anteriores a la crisis. La mala, que aumentó la concentración de yodo radiactivo a 15 kilómetros de la costa de Minamisoma, dentro del área de exclusión, hasta multiplicar por 23 el nivel legal. Japón prohibió ayer la venta de las setas shiitake, de uso frecuente en la gastronomía nacional, cultivadas en 16 localidades de la prefectura de Fukushima.