Una masiva operación internacional buscaba ayer los restos de un avión que desapareció de los radares cuando volaba con 239 personas a bordo desde Kuala Lumpur a Pekín, capitales de Malasia y China. El avión es un Boeing 777-200 al que se perdió el rastro dos horas después del despegue cuando sobrevolaba Vietnam.

La Marina vietnamita desmintió las informaciones de que había sido encontrado el fuselaje a 300 kilómetros de la isla de Tho Chu. Esa es la zona más probable donde se habría producido el accidente de acuerdo a los cálculos de la velocidad y las últimas comunicaciones. "Hacemos todo lo que está en nuestras manos para localizar el aparato, hacemos todo lo posible para asegurarnos de que contemplamos todas las posibilidades", dijo el ministro de Transportes malasio, Hishamuddin Hussein, quien pidió que se acabaran con las especulaciones que agravaban aún más la agonía de las familias de los desaparecidos.

Anoche, solo se habían podido divisar los trazos de dos grandes marchas de carburante en el mar. En la búsqueda del aparato participan varios países asiáticos, algunos de ellos con disputas marítimas habituales en el Mar del Sur de China. Malasia y Vietnam trabajan conjuntamente, Filipinas ha enviado tres patrulleras y un avión, mientras China ha destinado varios barcos. La Marina estadounidense envió al destructor con misiles guiados USS Pinckney y un avión de vigilancia naval P-3C a la zona. El presidente chino, Xi Jinping, ordenó que se pongan en marcha "todos los esfuerzos necesarios" en las medidas de emergencia relacionadas con el avión desaparecido.

PASAPORTES ROBADOS Los pasajeros del avión son de 14 nacionalidades distintas. La mayoría son de China (154) y Malasia (38), además de 12 indonesios, seis australianos, cuatro estadounidenses, tres franceses y un holandés. Un italiano y un austríaco figuran también en la lista de pasajeros pero no figuraban en el avión, sino que sus pasaportes habían sido robados. En la lista de la compañía figuran el embajador de Cuba en Japón, Mario García, y el ministro de Agricultura de Malasia, Ali Haji Ahmad.

El vuelo, operado conjuntamente por Malaysia Airlines y la compañía china Southern Airlines, despegó de Kuala Lumpur a las 00.41 hora local (17.41 hora española del viernes) y su llegada a Pekín estaba prevista a las 6.30 (23.30 hora española). A medida que iban pasando las horas sin tenerse noticias de los pasajeros, sus familiares fueron al aeropuerto de la capital.

Según Gerry Soejatman, experto en aviación, las posibilidades de encontrar supervivientes pasadas 24 horas después del accidente son escasas. "Si los hay, es absolutamente crucial que sean encontrados en menos de un día, o las posibilidades de sobrevivir caen significativamente", señaló a France Presse.

La desaparición se produjo en un lugar que no entraña especiales dificultades para la aviación y sin una climatología adversa. El suceso recuerda al del avión de Air France que se precipitó a las aguas del Pacífico en 2009 con 228 pasajeros sin ninguna comunicación previa de problemas técnicos.

SECUESTRO TRÁGICO De confirmarse el accidente, sería el peor de la compañía Malaysia Airlines, una de las más seguras del continente. En su historial apenas hay un accidente en 1977, cuando el secuestro de un avión terminó con un centenar de muertos.

"La noticia nos ha dejado muy preocupados, esperemos que todos los pasajeros estén bien", expresó el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi. El suceso ha vuelto a conmocionar a China cuando aún se recuperaba del salvaje ataque terrorista que causó 34 muertos la semana pasada cuando una decena de uigures irrumpieron con cuchillos en una estación de tren de Kunming (Yunnan).