"La convocatoria previa contó con la participación de entre 30 y 40 grupos ultra de tres bloques juveniles: el radical, el de los pueblos dignos y el crítico de las marchas obreras de la huelga general", que son los que participaron en los violentos incidentes del final. Ante esta afirmación de Cosidó, el portavoz de la coordinadora de las Marchas por la Dignidad, Rafa González Escudero, respondió con perplejidad y casi jocosidad. "Nunca hemos oído hablar de estos bloques ni había entre los organizadores ninguno de ellos. Los firmantes de la convocatoria son públicos y todos son asociaciones que apuestan por la movilización pacífica", advirtió.

El director general también explicó que la investigación policial ha determinado que los incidentes se iniciaron en la calle de Génova cuando "empezó a producirse, con gran virulencia, el lanzamientos de botellas, adoquines, piedras y petardos de gran potencia que impactaron contra los policías". Entre quienes "obligaron" a la policía a "avanzar" para "defenderse" citó a "grupos muy radicales anarquistas, antifascistas, independentistas y uno de la extrema derecha, el Bandera Negra", liderado por el falangista Ricardo Sáenz de Ynestrillas.

Esta afirmación le sirvió al portavoz de las manifestaciones del 22-M para reafirmar su tesis de que los incidentes finales fueron una maniobra "de las cloacas del Estado" con la colaboración del grupo de ultraderecha para "desviar la atención del indiscutible éxito de la masiva movilización". Las víctimas de esta "manipulación", serían, según esta versión, los centenares de miles de manifestantes pacíficos y las decenas de antidisturbios que "abandonados por su mandos para que el cuerpo pudiera aparecer ante los medios de comunicación como inocentes víctimas propiciatorias" de la supuesta violencia radical.