El hallazgo de una mandíbula en el pantano del Ebro, en Cantabria ha abierto una vía para la posible resolución de la desaparición de dos niñas de la localidad palentina de Aguilar de Campoo hace 25 años. Las chicas desaparecieron en Reinosa (Cantabria) hace un cuarto de siglo, pero fue en octubre del año pasado cuando la acuciante sequía que afecta a las cuenca del Ebro dejó al descubierto un resto óseo que podría resolver el caso.

Los restos parecen humanos y podrían pertenecer a una adolescente de entre 13 y 16 años que llevaría muerta 25 años. La jueza de Reinosa pidió pruebas de ADN al Instituto Nacional de Toxicología de Madrid y cotejar los restos con la base de datos de personas desaparecidas. La mandíbula podría pertenecer a Virginia Guerrero de 14 años o Manuela Torres de 13, que desaparecieron el 23 de abril del 1992 cuando regresaban de Reinosa haciendo autoestop a la altura de la fábrica de galletas de Cuétara en Reinosa.