Un hombre armado asesinó ayer a ocho personas en un restaurante de una pequeña localidad del este de la República Checa y dejó herida de gravedad a otra antes de suicidarse. El suceso ocurrió cuando el céntrico restaurante Druzba (Amistad) de Uherske Broda, población de 17.000 habitantes, a unos 300 kilómetros al sudeste de Praga, se encontraba en plena hora del almuerzo.

El tiroteo causó alarma y conmoción en todo el país, que nunca había sufrido un episodio violento tan grave en tiempos de paz. Pese a las especulaciones iniciales, el ministro de Interior checo, Milan Chovanec, descartó categóricamente que hubiera sido un atentado terrorista.

"Podemos constatar que no se trata de un acto terrorista. El hombre que lo hizo era de aquí, de cierta edad, con más de 60 años", declaró el ministro. Chovanec confirmó que el agresor tenía problemas mentales y contaba con una licencia de armas.

Alrededor de las 13.00 horas, el tirador irrumpió en el restaurante y comenzó a disparar de forma indiscriminada contra los comensales con un arma de calibre 9 milímetros, según informó la cadena pública Ceská. Un testigo que se salvó al estar en el lavabo durante el ataque declaró que había unas 20 personas comiendo y se realizaron cerca de 25 disparos. "El sospechoso comenzó a disparar indiscriminadamente", relató. El dueño del local, Pavel Karlik, declaró: "Yo salí corriendo por la puerta de atrás, junto con otros clientes, que entonces llamaron a una ambulancia y a la policía".

Entre las ocho víctimas mortales había siete hombres y una mujer. Otra tuvo que ser operada tras sufrir impactos de bala en el esternón e ingresada en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de una localidad cercana.

El jefe nacional de la Policía, Tomas Tuhy, informó de que las unidades especiales desplazadas al lugar no tuvieron que intervenir porque el atacante se suicidó antes. Los motivos de su acción se desconocen, aunque minutos antes del incidente, a las 12.56 horas, llamó por teléfono a la cadena de televisión privada Prima y avisó de sus intenciones.

"Nos dijo que tenía grandes problemas con muchas personas, que muchos le hacían daño y que no tenía otra salida, ya que las oficinas públicas no le ayudan y que, como tenía pistolas, lo iba a solucionar a su modo", explicó Pavel Lebduska, redactor de la cadena Prima. "Me di cuenta de que no estaba bien de la cabeza y llamamos enseguida a la policía", añadió.

Según medios locales, el supuesto atacante, de 62 años, no tenía historial delictivo y no había estado bajo tratamiento psiquiátrico. El primer ministro checo, Bohuslav Sobotka, se declaró "conmocionado por este trágico ataque" y expresó sus "profundo pesar" a las familias y amigos de las víctimas.