La policía hondureña detuvo el pasado jueves a un sacerdote español acusado de abusos sexuales y prostitución de menores. Las autoridades del país centroamericano respondieron así a la petición de arresto y orden de extradición cursada por un juzgado de Amposta (Tarragona). El detenido, Joan Alonso, de 52 años, residía en el departamento de Gracias a Dios, fronterizo con Nicaragua, pero fue apresado en la localidad costera de La Ceiba. La operación la ha llevado a cabo, en coordinación con el juzgado español, la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina).

El religioso se encontraba en Honduras por un convenio de colaboración entre el obispado de Tortosa y el de Trujillo. Así la ha confirmado la institución catalana, que a través de un comunicado ha expresado este domingo su "sorpresa" por el arresto del sacerdote, del que, reza la nota, "nunca se ha tenido ninguna información de ningún comportamiento inadecuado del padre Joan Alonso". "Para todos ha sido una sorpresa esta noticia. Esperamos que podrá demostrar su inocencia", añade el obispado.

Tal y como aparece en la web del obispado, el religioso fue enviado a Honduras en agosto del 2016. El 28 de ese mes se celebró lo que se denomina 'eucaristía de envío'.

Inquietud misionera

Según la congregación, Alonso, a pesar de que medios hondureños aseguran que había huido de España, se encontraba en el país en respuesta a "una inquietud misionera que él había vivido ya en otras etapas de su vida sacerdotal". "Desde el momento en que hemos tenido conocimiento de los presuntos delitos por los medios de comunicación social, hemos iniciado el protocolo de actuación indicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Manifestamos nuestra confianza en la justicia civil, así como también nuestra disponibilidad a colaborar plenamente con ella", resuelve el comunicado, que insiste en el "principio de la presunción de inocencia".

En el caso de que las acusaciones de abusos sexuales y prostitución de menores se confirmen, el obispado expresa su "dolor". "Ya desde ahora nos ponemos a disposición de los posibles afectados para ofrecerles todas las ayudas que estén a nuestro alcance, para que lleguen a superar las consecuencias de estos hechos". "Manifestamos también el compromiso de nuestra diócesis de seguir trabajando, como hemos hecho siempre, para que la iglesia sea un espacio donde los menores estén seguros", concluye el comunicado del Obispado.