Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y en el mundo digital, ese poder está en manos de los influencers, los ídolos juveniles que dominan las redes sociales. Son jóvenes atractivos, a la moda y que lucen su estilo de vida "de éxito" ante millones de seguidores. Muchos de ellos, para ganarse la vida con sus publicaciones, promocionan marcas, productos, lugares de ocio como parte de un paquete para conseguir la felicidad. Un modelo de negocio totalmente lícito si no fuera porque, en algunas ocasiones, la promoción de algunos productos puede resultar perjudicial para sus seguidores.

Y es que cada vez son más los 'influencers' que, en medio de su discurso de qué hacer para estar a la moda, publicitan productos o prácticas seudocientíficas. Dietas basadas en batidos o suplementos para depurar el organismo, tomar agua de mar con fines detox, introducir piedras volcánicas en la vagina para eliminar traumas sexuales e incluso utilizar cristales para evitar los efectos nocivos de los ordenadores. En estos casos, la "libertad de expresión" sobre la que se amparan los 'influencers' choca frontalmente con la evidencia científica. Prácticas que en ningún caso han demostrado ser ciertas y que, en algunas ocasiones, pueden presentar un peligro directo para la salud física y mental de quienes confían en ellas, según alertan los expertos.

La polémica de las influencers seudocientíficas estalló hace unas semanas con la denuncia que Rocío Vidal, divulgadora científica conocida como 'La gata de Schrödinger', hizo sobre algunos de los contenidos publicados por Claudia Ayuso (49.300 seguidores en Twitter, 137.000 en Instagram y 347.000 en YouTube) y María Cadepe (115.000 segudores, en Twitter, 269.000 en Instagram y 489.000 en YouTube).

Estas 'influencers', con miles de jóvenes seguidores entre sus fieles, habían emprendido un proyecto bautizado como 'Live by your soul', un spa espiritual en el que se ofrecían como guías espirituales capaces de conectar con el cosmos, reequilibrar los chacras, leer la carta astral o descubrir el animal espiritual de sus seguidores a través de sesiones presenciales o por Skype. Unos servicios por los que cobraban entre 20 y 100 libras (22,40 y 112 euros) y que, en algunos casos, ofrecían "un PDF online que tendrás para siempre". Tras la denuncia de 'La gata de Schrödinger', que ya suma más de 817.000 visualizaciones en YouTube, el proyecto de estas autobautizadas chamanas modernas parece haber cambiado de rumbo, pues se ha modificando el tipo de servicios ofrecidos y se limita a ofrecer un asesoramiento tan solo en lo "espiritual".

El riesgo de creer

Místicos, chamanes, gurús y guías espirituales siempre han existido, existen y seguirán existiendo. Pero en el mundo de las redes sociales, sus mensajes corren el riesgo de amplificarse, consolidarse y sumar más seguidores. Un peligro que, además, se amplía si tenemos en cuenta la promoción de estas seudociencias como parte de un mensaje dirigido a un público de jóvenes y adolescentes para quienes estas celebridades de la red son un modelo a seguir.

"Creer en la seudociencia es un peligro porque acabas poniendo al mismo nivel la ciencia y todo un conjunto de palabrería falsa y vacía. En el ámbito sanitario estas creencias acaban alejando a los pacientes de un tratamiento y en el caso del mundo espiritual relacionado con energías, cristales y chacras todas estas falsas promesas se acaban vendiendo como parte de una moda. Está claro que en ambos casos se trata de puro humo disfrazado de ciencia", explica Felipe Alonso-Marcos, doctor en comunicación social y experto en seudociencias.

En este caso, es tan peligroso creer que una dieta alcalina puede desintoxicar tu organismo como el creer que el universo responde a tus deseos, que necesitas reequilibrar tus chacras para superar una enfermedad o que si tu vida va mal es debido a lo que está escrito en tu carta astral. Todos ellos unos conceptos que, según apunta Alonso-Marcos, están relacionados con "la búsqueda de un nuevo horizonte ideológico para dar sentido a la vida contemporánea" directamente relacionados con un "discurso de consumo". Es decir, unas teorías seudocientíficas tras las que se esconden intereses económicos.

Cuando las seudociencias venden

Las seudociencias, tradicionalmente vistas como prácticas místicas u oscuras, en boca de los 'influencers' se acaban consolidando como algo aceptable. Algo que tiene mucho que ver con la credibilidad que construyen estas figuras entre sus seguidores. "Los jóvenes se fijan en el atractivo y los números de like que acumulan los 'influencers'. Podría parecer absurdo, pero en el fondo que no es muy diferente a cuando vamos a una parada de mercado porque vemos que hay más gente", explica Albert Vinyals i Ros, doctor en psicología del consumo en el ESCODI-UB y la UAB.

En este sentido, según explica Vinyals, el número de seguidores y likes que acumulan estos 'influencers' acaba dándoles una cierta validación social. Una credibilidad construida en base a los números que se reflejan en las redes sociales. "Todas estas ideas seudocientíficas basadas en chacras, energías y universo acaban reflejando un nuevo tipo de espiritualidad. Se trata de algo mucho más fácil, rápido y atractivo que la religión tradicional y que al final acaba calando en los seguidores como una alternativa para la salud psíquica", reflexiona Vinyals.

"Los 'influencers' acaban vendiendo un estilo de vida para ser feliz, así que sus seguidores intentan imitar estos mismos pasos para lograr el éxito. Algo peligroso si se acaba relacionando directamente el bienestar con estas seudociencias", concluye el psicólogo experto en neuromárketing.

El impacto de las creencias

Todo lo que ocurre en el mundo digital tiene un impacto directo en el mundo real. "En muchos casos el impacto de estos 'influencers' se menosprecia por una cuestión generacional. Aunque a los adultos nos cueste de comprender, para los jóvenes se trata de unos personajes que idolatran hasta el punto que los acaban mitificando", explica Ricard Cayuela, psicólogo especialista en temas sociales y vicedecano del Col·legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya.

Según explica Cayuela, la influencia de estas celebridades virtuales es mayor en el caso de jóvenes y adolescentes al tratarse de un público más vulnerable que aún no cuenta con un "criterio de selección" respecto a sus creencias. Un factor que se ve magnificado cuando estos jóvenes se sienten identificados con sus ídolos y acaban siguiéndolos "de forma radical".

"Si los jóvenes confían en estos 'influencers' para escoger qué ponerse o a qué videojuego jugar, también pueden creer en las ideas que promueven", añade Cayuela. "Esto puede acabar dando lugar a personalidades inestables que en la edad adulta no sepan diferenciar qué es fiable y qué no lo es, un modelo que a la larga puede representar un riesgo", concluye el psicólogo.