Era un intento de robo más en el centro de Granada, aunque sorprendía la veteranía del asaltante, 70 años, que se abalanzó sobre la presunta víctima al grito de «te voy a matar». Pero las pesquisas policiales revelaron que era una venganza por un crimen de hace 33 años. El padre de la niña de 4 años fallecida en 1985 tras sufrir abusos y ser lanzada a un pozo donde se ahogó, trataba ahora de tomarse la justicia por su mano contra el asesino, un primo de la madre de la menor, que había cumplido ya 23 años de cárcel de su condena de 40 y había salido en libertad. El incidente pasó el jueves. Mientras iba por la calle, Juan José Fernández encontró al asesino de su hija, Enrique Sánchez, de 54 años, y trató de agredirlo con un cuchillo con poco éxito por su escasa agilidad. La víctima se defendió y logró zafarse del arma, pero ambos se enzarzaron a golpes. Al llegar la policía, el cuchillo estaba en el suelo y seguían peleando. El agredido tenía heridas en la mano y la cara, y el agresor, detenido, fue atendido de golpes en la cabeza y cortes, además de un posible infarto. El supuesto agresor justificó lo ocurrido en que el hombre intentó robarle y se defendió. Tras prestar declaración judicial, y no tener antecedentes, salió libre. La víctima relató un intento de agresión en la puerta de casa. El caso se trató como una riña, pero el diario Ideal descubrió la relación familiar y el crimen.