Si el pederasta confeso Joaquín Benítez campó a sus anchas en el centro de Maristas-Les Corts de Barcelona, en la sede de Sants el gran depredador fue A. F. Tras las denuncias de A., presentada en 1997, y la de Jorge García del lunes, el Periódico de Catalunya ha escuchado a dos nuevas víctimas: dos hombres, J., de 42 años, y M., de 37. J. declaró ayer ante los Mossos y dio esta entrevista.

--¿Cuándo estudió en Sants?

--Nací en 1974, entré en el curso 1980-81 y salí tras acabar EGB, en 1988.

--¿Por qué fue a los Maristas?

--Todo el mundo quería entrar. Mis padres fingieron que vivíamos en casa de mis abuelos para poder matricularme allí. El nombre de los Maristas era tan bueno que tenían más demanda de alumnos de la que podían absorber.

--¿Ese buen nombre estaba justificado?

--La educación que recibí fue muy buena. El problema es que mientras la recibía sufrí abusos sexuales. Desde los 8 a los 14 años. Desde 2° de EGB.

--¿Quién abusaba de usted?

--A. F., el rey de la escuela.

--¿El rey de la escuela?

--El tutor de 5° curso era un encantador de serpientes. El maestro al que todos los niños querían. Cada año montaba Jesucristo Superstar, ¡en un colegio religioso!. Hacía magia, radio y nos enseñaba a simular un trueno o a revelar fotografías.

--¿Qué asignatura daba?

--Informática, pretecnología, geografía... Tenía un local, un sótano, lleno de ordenadores Spectrum. A principios de los 80 nadie tenía esos aparatos todavía. En vacaciones organizaba colonias y en carnaval te dejaba el mejor disfraz. En el campamento, el día que nos visitaba el director, nos decía: "Hoy todo recogido, que viene el director". Buscaba esa clase de complicidad. Ejercía un control muy potente sobre la mente de un niño.

--¿Se sintió dominado por él?

--Siempre tenía a un niño bajo su control, dominado por completo. Un favorito al que mimaba por encima del resto, llenándolo de atenciones. A veces lo escogía porque tenía buena relación con su familia, incluso de cierta amistad, y eso hacía que los padres no se opusieran a que su hijo se fuera de fin de semana solo con él. Yo fui uno de ellos.

--¿Qué sentía junto a él?

--Es muy difícil describirlo. Me rompió en dos mitades. Por un lado me sentía afortunado. Por el otro, sentía que lo que me hacía a cambio de mis privilegios no estaba bien.

--¿Qué le hacía?

--De todo. De todo.

¿Quiere contarlo?

--Sí.

--¿Por qué?

--Sabía que me haría esa pregunta... no lo sé... quiero que se sepa. Me violó más de 50 veces. Esas son las que soy capaz de contar. Pero podrían ser más. Su acoso duró 6 años. Casi siempre en los campamentos. Otras veces en una mesa de madera muy grande que tenía en su sala de informática, la del sótano. Me quedaba el último cuando a los demás alumnos los recogían sus padres. En cuanto se iban todos los demás, me obligaba a practicarle felaciones y eyaculaba encima de mi cuerpo. Me preguntaba siempre: "¿Dónde quieres que me corra?". Yo tenía 8 años cuando me lo hizo por primera vez.

--¿Cómo le ha marcado?

--Viví cosas que nadie debería vivir a esa edad. Tuve un orgasmo mucho antes que la mayoría de niños, una sensación que era incapaz de entender. Me ha hecho mucho daño haber tenido un contacto sexual tan brutal mucho antes de que se despertara la sexualidad de mi cuerpo. Me sentí confundido, llegué a dudar de mi identidad sexual. Cuando hago el amor con mi mujer, a veces él viene a mi cabeza, porque me sorprendo diciendo o haciendo cosas que se las vi hacer a él por primera vez. Y entonces me doy un asco infinito.

--¿Es imposible superarlo?

--Es una losa que siempre llevas a cuestas. Cuando lo cuentas, pesa menos. He estado varios años con psicólogos. Ellos me han insistido en que se lo explique a mi círculo más próximo.

--¿Cómo reaccionaron?

--Mi mujer, bien. Mi padres, no tan bien.

--¿Por qué no?

--De algún modo se lo imaginaban y no podían aceptarlo. Ni entonces, ni ahora. Querían que yo estudiara en estos Maristas a toda costa. Que yo me llevara tan bien con este profesor era algo bueno. Por eso me dejaron con él a solas en tantas ocasiones.

--¿Qué edad tenía usted cuando se dio cuenta realmente de lo que había pasado?

--Unos 16 años. A raíz de la alerta por el sida, una de cuyas vías de contagio eran las relaciones entre hombres. Caí en la cuenta de que yo había tenido relaciones con un hombre siendo niño. No solo tuve miedo del sida, también me percaté de que había sido violado.

--¿Qué cambió entonces?

--Me bloqueé. Se terminaron las notas excelentes. De la noche a la mañana las suspendí todas menos una: muy deficiente en varias asignaturas.

--¿Se recuperó?

--Sí, tardé, pero me rehice. Las víctimas de abusos somos supervivientes.

--¿Desea vengarse?

--Habré pensado durante estos años en 20 formas diferentes de matarlo. Pero seguramente si tuviera delante al jubilado que debe ser ahora terminaría petrificadoándome, como entonces. Pero eso no es lo peor de todo...

--¿Qué es lo peor?

--Que la escuela lo sabía. Lo sabían todos. Eso es lo peor. A. F. se sentía protegido.

--¿Por eso no lo denunció?

--No podía denunciar al rey de la escuela.