El nuevo curso judicial en Madrid tras el periodo estival arranca este martes con la segunda sesión del juicio que sienta en el banquillo de los acusados al ginecólogo jubilado Eduardo Vela por el primer caso de bebés robados en España que se juzga ante un tribunal.

La vista oral se retoma en la Audiencia de Madrid con expectación ante la previsión de que testifiquen dos periodistas francesas de la televisión pública del país galo que consiguieron en un reportaje con cámara oculta grabar la confesión del doctor.

Ante ellas, reconoció que regaló un bebé robado, pero sostuvo que no cobró por ello. El regalo era Inés Madrigal, la mujer que ha llevado al exdirector de la Clínica San Ramón ante la Justicia.

La clínica San Ramón es considerada el epicentro del entramado de bebés robados, una trama que se extendió por toda España entre la década de los 60 y hasta los 90.

En la maternidad de este centro trabajó como asistente social la monja Sor María. María Gómez Valbuena murió en 2013, días después de declarar ante el juez por detención ilegal y falsedad documental en relación al el presunto robo de unas gemelas. Supuso la primera vez que un juez investigaba a una religiosa.

La delicada salud del médico retirado, de 85 años, hizo que el juicio se tuviera que aplazar tras ingresar horas antes del inicio de la segunda sesión en urgencias hospitalarias por mareos. Recientemente, los forenses han determinado que el médico puede volverse a sentar ante el tribunal para rendir cuentas ante la Justicia.

LO NIEGA TODO

En su declaración en la primera sesión, negó todos los delitos que se le imputan; de sustracción de menores, suposición del parto, falsedad documental y detención ilegal. Se enfrenta a 13 años de cárcel. Su abogado alegó en la vista oral que los delitos están prescritos.

El testimonio de las periodistas sería clave para sustentar una posible condena. La madre de Inés falleció en diciembre de 2016, a los 93 años. Su relato era fundamental, ya que sostenía que Vela le regaló a su hija.

La mujer inscribió entonces a su niña adoptiva en el registro civil como si fuera su hija, firmando Vela un documento oficial de un parto que nunca sucedió. En el juicio, no reconoció su rúbrica.

"ME ENTREGÓ A MI MADRE"

En su declaración ante el tribunal, Inés Madrigal contó el relato que siempre le narraba su madre adoptiva. Lo escuchó con 18 años por primera vez. Era 1987. "Me dijo que era la hija de una señora que no me podía tenerme", recordó ante el tribunal.

Sin embargo, ya con ocho años comenzó a sospechar que había algo raro. "En aquella época, mis padres vivían en Los Molinos. Un día mi madre llegó con un bebé y la gente no la había visto embarazada. Y ya saben que en los pueblos se habla", dijo.

CRÓNICA DE UN ENGAÑO

Pasó el tiempo y un día en el colegio, la llaman "adoptada". "No sabía que era eso. Y le pregunté a mi madre. A raíz de ahí. Algo extraño había. No encajaba. Es una intuición que tenemos la gente que somos adoptados", reconoció.

"Recibieron una llamada telefónica en la lechería del pueblo porque eran los únicos que tenían teléfono. Les citaron en San Ramón porque había una niña de buena familia embarazada y les iban a dar el niño y que iba a simular embarazado con cojines. Le dijo que no fuera a la peluquería y que tuviera síntomas de embarazada. Les llamaron a la semana", relató.

Su madre, ya fallecida, le contó que no pudieron vestir a la niña porque si no se iba a "descubrir el ajo", una frase que solía repetir cuando le contaba lo que pasó aquellos años. Sobre el cura que habría actuado de intermediario, ha señalado que nunca le habló de Vela y que siempre ha sentido que le ha seguido la pista.