Un pastel comestible impreso en 3D? No es ciencia ficción. Natural Machines, empresa de la incubadora de negocios Barcelona Activa, prepara una impresora 3D que crea pasteles de pisos a base de imprimir la masa en casa. Se llama Fabopia 3D Printer y su intención es venderla en EEUU a partir de noviembre y después traerla a Europa. "Queremos ser como el Nespresso de los pasteles, vender la máquina y la pasta para producirlos. Se pueden hacer galletas, cremas y capas de pasteles decorados, y son procesos que no necesitan horno", explica Emilio Sepúlveda, uno de los fundadores, que todavía trabajan con un prototipo.

Las impresoras 3D en la cocina ya tienen cierto recorrido. En Reprap BCN experimentan con chocolate y un cocinero valenciano, Paco Morales, ha trabajado en una línea de platos impresos de alta cocina a base de mezclar texturas. Incluso la NASA,que experimentará con la impresión 3D en la Estación Espacial Internacional, ha anunciado también que invertirá en una máquina para imprimir comida sólida en el espacio.

Pero la cosa va mucho más allá. La posibilidad no ya de mezclar y tratar sustancias, sino de generar carne para el consumo humano desde un ordenador fue apuntada por un investigador húngaro de la Universidad de Misuri (EEUU), Gabor Forgacs, creador de la empresa Modern Meadow, en la que ha invertido Peter Thiel, uno de los creadores de Paypal. Ha pospuesto sin embargo el proyecto de carne para dar prioridad a la piel de vacuno. Y asegura que tanto su carne como su piel "las usarán los vegetarianos, porque no habrá animales que hayan sufrido".

La impresión de tejidos humanos tampoco está tan lejos. Son las llamadas bioimpresoras. En la Universidad de Cornell (EEUU) acaban de desarrollar un cartílago de oreja impreso en 3D que pueda sustituir la falta de uno humano y no cause rechazo. Y el mismo grupo que logró clonar a la oveja Dolly trabaja en la impresión de células humanas, que abre una vía para crear órganos.

Frente a estos proyectos sin fecha, el mundo de las prótesis médicas vive ya una revolución. Kaiba Gionfriddo, un bebé de 20 meses, combate una debilidad congénita de la tráquea gracias a un dispositivo ideado por un equipo médico de la Universidad de Michigan impreso en 3D con un material de polímero que el cuerpo reabsorbe. También hay proyectos para imprimir gafas, lámparas y piezas de automóvil, o convertir ecografías de feto en esculturas.