Dos ejemplares de quebrantahuesos nacidos en Aragón, cedidos por el departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón al Parque Nacional de los Picos de Europa, en el Principado de Asturias, sobrevuelan ya este entorno natural.

El director general de Conservación del Medio Natural de Aragón, Pablo Munilla, acompañó ayer a la directora de Recursos Naturales del Gobierno de Asturias, Fina Álvarez, a la puesta en libertad de Biziele y Güeña con los que se pretende reintroducir una especie desaparecida en la zona hace casi cien años, según ha informado hoy el Ejecutivo autonómico.

A estas dos aves se les unirá en los próximos días una tercera, "Cloe", con algunos días menos de edad y con un desarrollo aún insuficiente para su suelta.

En el parque ya vuelan otros dos ejemplares aragoneses, Deva y Atilano, cedidos al Principado de manera experimental y liberados por la Fundación para la Recuperación del Quebrantahuesos en 2010 y 2012.

En 2010 se liberó también otro ejemplar, pero desgraciadamente murió a los pocos meses de su puesta en libertad, según las mismas fuentes.

Según Munilla, se trata de un "proyecto bonito e interesante que consolida una estrategia común por la conservación de la especie para conmemorar el centenario de los Parques Nacionales de Ordesa y Monte Perdido y los Picos de Europa que se celebrará en 2018".

El objetivo de este programa de reintroducción, dotado de un total de 1,4 millones de euros, es recuperar una especie que habitaba los Picos de Europa hasta mediados del siglo XX.

El último ejemplar del que se tiene constancia en Asturias data de 1956 por lo que con este programa se aspira a que en el año 2018 puedan llegar a ser treinta los ejemplares cedidos desde Aragón.

Hasta ayer, los dos quebrantahuesos de entre 116 y 125 días de edad y un peso de 5 kilos, procedentes de una plataforma de aclimatación ubicada en el Parque Nacional de Ordesa, se encontraban en una instalación similar en Covadonga, desde donde se han puesto en libertad.

Durante los tres primeros meses, aproximadamente, protagonizarán vuelos de poca movilidad, monitorizados y con asistencia o avituallamiento de comida en los puntos que frecuenten.

La siguiente etapa es la más complicada, con vuelos dispersivos, hasta procurar su adaptación total.

Estos ejemplares, cuando aún estaban en el huevo, fueron rescatados de nidos con historiales de fracaso reiterado, y en los que la probabilidad de muerte de los ejemplares era muy alta.

Tras el rescate, los huevos fueron incubados en el Centro de Cría en Aislamiento Humano de La Alfranca, en Zaragoza, gestionado por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos.

Allí, los pollos pasaron su primeras semanas, cruciales para su desarrollo y en las que fueron atendidos y alimentados en todo momento sin contacto directo con sus cuidadores, gracias al empleo de unas marionetas o señuelos que emulan la forma y comportamiento de los ejemplares adultos a modo de padres adoptivos.

De La Alfranca pasaron al centro de aclimatación de Ordesa, lugar donde permanecieron hasta el pasado 23 de junio, fecha de su traslado a los Picos de Europa.