Miles de mujeres marcharon ayer por las calles de Londres, Belfast, Edimburgo y Cardiff para conmemorar el centenario del día que las mujeres pudieron votar por primera vez en el país. Solo permitieron votar a las mayores de 30 años con propiedades a su nombre. Las manifestantes lucieron pañuelos verdes, blancos y violetas y fueron organizadas por colores para que desde el aire se viera la bandera de las suffragettes (como se conoció a un grupo de mujeres que lucharon por el sufragio femenino) compuesta por estos tres colores.

Las calles se llenaron también de pancartas que rememoraban las que levantaron las suffragettes más de cien años atrás en la dura lucha que llevaron a cabo para conseguir su propósito. La campaña por el sufragio femenino se inició en la década de 1860 por un grupo conocido como las sufragistas, al que pertenecieron 50.000 mujeres, la mayoría de clase media, que buscaba convencer sin violencia a los políticos.

En 1903 se escindió un pequeño grupo bautizado por la prensa como las suffragettes, integrado por mujeres de clase trabajadora que, con el lema «acciones no palabras», se dedicaron a boicotear actos políticos e iniciaron huelgas de hambre. Sufrieron una fuerte represión por parte de las autoridades. Unas 1.300 fueron arrestadas y padecieron todo tipo de vejaciones.

Las pancartas se convirtieron en su principal herramienta de propaganda. Durante las semanas previas a las marchas de este domingo escuelas y asociaciones de todo el país diseñaron cartelones y murales inspirados en los de las suffragettes pero con reivindicaciones de nuestros días. En Belfast las mujeres reclamaron el derecho al aborto. «Los mismo escaños y la misma voz», gritaban en Londres un grupo de mujeres que pedían que se repartiera la representación parlamentaria entre sexos. Otras pedían el mismo sueldo que los hombres, otras igualdad de derechos en las prisiones.

La concentración más multitudinaria fue la de Londres. Se inició en Hyde Park, avanzó en procesión por el centro de la ciudad y culminó en la plaza del Parlamento donde una pancarta enorme decía: «Mi voto realmente marca la diferencia». En las rejas de la puerta principal del Parlamento es donde en 1908 se encadenaron Helen Fox y Muriel Matters, dos de las suffragettes. Tuvieron que cortar los hierros para arrancarlas.

La mayoría de los participantes eran mujeres pero también se veían muchos hombres. Muchas madres quisieron llevar también a sus hijas para que fueran conscientes de la lucha de sus antepasados. El pasado marzo ya hubo una marcha masiva en Londres para conmemorar la aprobación de la ley que autorizaba el voto de algunas mujeres. A lo largo de todo el año se están celebrando eventos de todo tipo para recordar esa histórica hazaña.

En abril se destapó una estatua de Millicent Fawcett, la líder de las sufragistas, en la plaza del Parlamento. Era la primera de una mujer. La colocaron junto a las 112 esculturas de líderes británicos y mundiales, todos hombres, que ya poblaban la plaza.