Lucía Bosé (Milán, 1931) viajó a España en los años 50 para trabajar a las órdenes de Juan Antonio Bardem, pero después de encontrarse con Luis Miguel Dominguín abandonó a los 25 años su carrera como actriz para casarse "completamente enamorada y virgen" con el torero, "un machista franquista", afirmó ayer Lucía a este diario. La otrora musa de Visconti y Fellini no regatea en sinceridad: "Era un hombre cruel, como todo torero. Mi hijo Miguel ha heredado esa crueldad, pero más refinada. Es maquiavélico", sentenció.

"Miguel y yo discutimos por tonterías. La última, por nuestros perros. El decía que el suyo es mejor que el mío, y que yo no debería ponerle trajes al mío", dijo.

La madre de Miguel Bosé presentó ayer en Madrid Diva, divina , un libro de memorias dictado a Begoña Aranguren --exmujer de José Luis de Vilallonga-- que plasma cómo las infidelidades de Dominguín, con quien se casó en Las Vegas, han marcado su vida. "Los toreros son dioses, lo decía hasta Picasso", afirmó.

MATADOR CONQUISTADOR

Entre las mejores tardes de Dominguín, fallecido en 1996, se cuentan las que pasó con Ava Gardner, Lauren Bacall, Rita Hayworth, María Félix y Brigitte Bardot. El matador, sin embargo, escogió a Lucía. "El torero se casó conmigo porque vio en mí a la madre de sus hijos. Decía que quería cambiar y formar una familia... ¡Mentira!", aseguró.

Miguel, Lucía y Paola, los tres hijos que tuvo con "el torero" --tal como ella lo llama--, no han hecho ningún comentario sobre lo que cuenta en su libro biográfico.

"Los hijos siempre esperan que su madre sea una víctima y una maruja . Pensarán que el personaje del libro es otra", comentó. Lucía se separó de Dominguín cuando la revista Garbo publicó unas fotografías en las que el torero posaba con su prima Mariví Dominguín, con la que tenía un idilio. "Hasta ahí podíamos llegar. Ya había aguantado demasiado".

A pesar de todo, reconoce que volvería a repetir: "Ha sido lo mejor de mi vida. Con él viví un amor apasionado, maravilloso. Fue una historia profunda, intensa. Además, me dio tres hijos maravillosos".

Para defender sus memorias, esta mujer poco habituada a las plazas del colorín ha saltado al ruedo de los programas y las revistas del corazón. "Pero no para ahondar en el resentimiento. Es un salto a los ruedos con dignidad. Con mis memorias cortaré orejas y varios rabos", auguró.

Tras su separación, Lucía Bosé volvió a frecuentar los círculos artísticos a los que se había acostumbrado en su juventud, cuando se relacionaba con Hemingway, Cocteau y Picasso, entre otros. De su pasión por el arte contemporáneo y el misticismo, surgió el Museo de los Angeles de Turégano (Segovia), empresa que no le deja muchos beneficios y a la que dedica toda su energía. "He sido y soy como una trapecista sin red.

Me he caído, pero siempre he logrado levantarme", aseguró esta actriz que entregó al cine el cincuenta por ciento de su vida. "El cincuenta restante --dijo-- lo quise para vivir".